Este 1 de junio es el Día Internacional de la Leche, por ello hablaremos sobre algunas virtudes de este alimento señalado como elemento primordial de una buena alimentación, aunque también está rodeado de mitos y desinformación. En realidad, ¿qué tan saludable es?
Esta bebida de origen animal tiene una buena composición química desde el punto de vista nutricional ya que aporta proteínas de calidad, grasa, vitaminas, sobre todo A, D y E, además de ser rica en minerales como el calcio. Todos estos son nutrientes esenciales para el cuerpo y que se necesitan a medida que crecemos.
A pesar de tener buenos elementos nutricionales, su consumo no es imprescindible, ya que podemos obtener los nutrientes de otros alimentos, aunque esto tampoco quiere decir que sea un producto malo o que deba ser retirado de tu dieta.
La leche está llena de hormonas y antibióticos
Uno de los mitos más populares relacionados a la leche, afirma que está llena de hormonas y antibióticos, medicamentos que supuestamente se administran a los animales para aumentar su producción.
Aunque es común escuchar esta afirmación, es necesario conocer que existen estándares estrictos implementados para garantizar que la leche sea segura, por ello se llevan a cabo pruebas al producto para detectar antibióticos en cada etapa del proceso de entrega: en la granja, antes de ser transportada y nuevamente en la planta procesadora de productos lácteos antes de ser puesto a la venta.
La leche engorda
Otra de las afirmaciones que más se suelen escuchar, es que la leche puede afectar nuestro peso, pero nada está más alejado de la realidad pues este producto está lleno de nutrientes que tienen un contenido calórico muy limitado, ya que solo el 3.5% de la leche entera es materia grasa que ayuda a transportar algunas de las vitaminas liposolubles.
Intolerancia y alergias
Aunque es posible tener una reacción alérgica a la proteína de la leche de vaca, existen alternativas como la leche hidrolizada que te permiten seguir consumiendo este alimento sin riesgos mayores. Por otro lado, la intolerancia a la lactosa es uno de los padecimientos más populares en la actualidad y es provocada por el azúcar que contiene la leche, para estos casos también hay alternativas como los productos sin lactosa que te siguen aportando los nutrientes necesarios.
En este rubro, podemos hablar de la leche procesada u otras alternativas trabajadas como la leche de soya. Este tipo de productos pasan por un proceso de pasteurización, con la intención de reducir la presencia de agentes patógenos que puedan contener la leche.
De esta forma, se pueden preservar por más tiempo los altos contenidos de calcio, proteínas, vitamina D, potasio y fósforo. Aunque también es importante reconocer entre fórmulas similares a la leche y productos orgánicos, aunque ambos aportan nutrientes, se trata de distintos alimentos.
