Normalmente se dice que viajar en avión es más seguro que hacerlo en otro tipo de transportes, como el automóvil. Según un censo del Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos, esto es estadísticamente cierto, pero no por eso deja de existir el riesgo de ser parte de un accidente aéreo.
En 1979 y 2002, precisamente el 25 de mayo, se dieron dos percances de aeronaves que tuvieron un desenlace fatal. El primero fue correspondiente al vuelo 191 de American Airlines, mientras que el otro era de China Airlines, ambos provocados por errores de operación y que terminaron con la vida de cientos de personas.
El americano, el DC-10, emprendió su despegue en un aeropuerto de Chicago, donde iban a bordo 258 pasajeros y 13 personas de la tripulación. Apenas separarse del suelo, un motor de ala izquierda se desprendió, lo que causó un desbalance en todo el equipo. El recorrido fue de 1.5 kilómetros a 100 metros de altura antes de caer, terminando con la vida de las personas a bordo y dos más que estaban en tierra.
El segundo fue uno que cayó sobre las aguas del mar de Taiwán, hecho en el que murieron 225 personas, incluidos tres bebés. El vuelo 611 de China Airlines se desplomó 20 minutos después de despegar, a causa de una falla por un accidente sucedido 22 años atrás, lo que lo hizo explotar en el aire, dejando partes de la nave en campos cercanos al lugar del impacto.
Sin duda fueron dos hechos impactantes que marcaron la historia de la aviación comercial, aunque no han sido los únicos de esta naturaleza. En todo el mundo, antes y después, múltiples aviones y sus pasajeros tuvieron un destino similar.
Por ejemplo, el 4 de junio de 1969 México vio uno de los siniestros más trágicos cuando el vuelo 704 de Mexicana de Aviación cayó sin dejar sobrevivientes. En total murieron 79 personas, incluido el político Carlos A. Madrazo y Rafael Osuna, un tenista mexicano de renombre que ganó varios campeonatos en Estados Unidos y dos veces el de Wimbledon.
El avión salió del Aeropuerto Benito Juárez, en la Ciudad de México, con destino a Monterrey. La versión oficial determinó que el accidente fue producto de un error del piloto, ya que, sin reportarlo a la torre de control, hizo una maniobra de aterrizaje en la que daría un giro a la derecha y, posteriormente, otro a la izquierda, pero cuando hacía este último se estrelló con el cerro Tres Picos. Hubo sospechas por el motivo real de la tragedia, ya que el capitán, Guillermo García Ramos, fue un combatiente durante la Segunda Guerra Mundial que recibió condecoraciones por sus labores aéreas, algo que no hizo sentido tras su falla al operar.
La década de 1970 fue una de las más mortíferas para la aviación, pues también se dio el accidente más fuerte conocido, el de Pam Am Airlines y el KLM Royal Dutch Airlines, en España. Esto fue el 27 de marzo de 1977, donde dos aviones colisionaron en la pista del aeropuerto Los Rodeos, en las Islas Canarias, lo que acabó con la vida de 583 personas.
Robert Bragg, copiloto sobreviviente del Pam Am, dijo que la culpa fue del otro piloto, toda vez que intentó despegar al mismo tiempo sin autorización. En el KLM viajaban 284 personas, de las que no sobrevivió nadie, mientras que en el Pam Am, de 396, solo salieron 61 personas. Fue una combinación de varios factores, ya que el KLM tenía un máximo de tres horas para salir o tendría que cancelar el vuelo, sumado a las condiciones climáticas que empeoraron y un error en la recepción de señales de ambos aviones, derivando en confusión y un accidente multitudinario.
Conocido como “La Colisión de Charkhi Dadri”, fue un choque más entre naves, siendo los protagonistas el vuelo 763 de Saudia y el 1907 de Kazajistán Airlines. El 12 de noviembre de 1996 fue cuando 349 personas abordaron un avión, lo que significó su último acto en vida en un aeropuerto de la India.
En el Aeropuerto Internacional de Indira Ghandi, en Nueva Delhi, el vuelo 763 empezó sus acciones de despegue con normalidad y rumbo al oeste, esto en simultáneo con el aterrizaje del 1907 que tenía permiso de descenso gradual. A medida que uno va ganando altura, el otro desciende y, a las 18:40 horas, después de una serie de órdenes confusas, se da la colisión en la que cae primero el avión saudí envuelto llamas, seguido del kazajo que pudo volar por unos segundos antes de incendiarse también. Con el número de víctimas, se le conoce como el incidente más letal estando en el aire de la historia.
La misma década mencionada anteriormente, el 3 de marzo de 1974 el vuelo 981 de Turkish Airline despegó del aeropuerto de Istanbul Yesilkoy con destino a Londres y una escala en el de Orly en París, Francia. El avión, un McDonnell Douglas DC-10 no pasó de su primera parada después de que se estrellara en un bosque en las afueras de París, matando a 346 personas.
También conocido como la “tragedia de Ermenonville”, el vuelo 981 llevaba dentro 13 personas de la tripulación y 167 pasajeros, de los cuales 50 descendieron en suelo parisino. Debido a una huelga de trabajadores británicos, 216 usuarios con rumbo a Londres abordaron el vuelo 981 en Orly para desahogar la terminal. A las 12:30 horas se dio el despegue y, apenas se sobrevoló la ciudad de Meaux, se reportó la ruptura del fuselaje, por lo que se perdió de los radares y se le halló en el bosque de Ermenonville, en la ciudad de Senlis, ya estrellado.
Finalmente, el 12 de agosto de 1985 se dio el accidente más devastador de un solo avión. Se trata del vuelo 123 de Japan Airlines, que tuvo un escenario trágico, más allá de la muerte de 520 personas, porque la nave estuvo en caída por 30 minutos seguidos, lo que dejó en suspenso a los pasajeros. Se dieron el tiempo de escribir cartas de despedida y consolarse unos a otros antes del inevitable final.
Despegó del Aeropuerto Internacional de Haneda, en Tokio, y tenía como objetivo transportar a 524 personas a Osaka. 12 minutos después de salir, el avión perdió presión por la falla en un mamparo trasero, lo que devino en el desprendimiento de parte del exterior y la pérdida de control por parte de los pilotos. Pudieron impedir la colisión inmediata, aunque solo por media hora antes de descender 4,100 metros. Un sobrevuelo en helicóptero determinó que no hubo sobrevivientes, aunque a la mañana siguiente se dio parte de cuatro personas que seguían con vida. Años antes, el 2 de junio de 1978, la misma nave estuvo involucrada en un accidente que hizo que se dañara la cola en el mamparo, que siete años después desencadenó el fatídico escenario.