Fue en 1986 cuando la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN), aprobó que Estados Unidos siguiera adelante con la producción de armas químicas. Este tipo de artefactos pueden ser más peligrosos porque acaban con la vida de múltiples objetivos.
Antes de 1986, estás armas habían sido descontinuadas durante 17 años debido a su peligro, pero en ese entonces, se autorizó la fabricación de químicos binarios, es decir, que constan de dos compuestos que van separados en la munición y, tras el disparo, se mezclan, creando una reacción letal.
Al momento de la aprobación, hubo países que objetaron esta decisión, pues se sabe que su uso en un conflicto armado puede ser perjudicial para la población civil. Pese a las contrariedades externadas, no se evitó que el plan se pusiera en marcha. Actualmente sigue siendo poca la claridad que hay en torno a este armamento y si se ha usado en combate a lo largo de la historia.
En términos generales, las armas químicas cumplen el mismo cometido de otro tipo de equipo, que es causar daños o muerte, pero en lugar de hacerlo con heridas o explosiones, se valen de sustancias con propiedades tóxicas. Hay diversas categorías, aparte de las binarias, que se establecen de acuerdo a su función.
Sustancias químicas para producir armamento, o sea, precursores; productos de uso cotidiano a los que se les da doble finalidad para causar daños o muerte; finalmente, municiones que se emplean directamente para la artillería y explosivos, todas con el mismo potencial de mortalidad.
También están organizadas de acuerdo a su forma de actuar, enlistadas como gases tóxicos, que pueden ser inhalados por la nariz o a través de la piel; agentes nerviosos que dañan el sistema nervioso central, anulándolo por completo y causando la muerte. También están los asfixiantes, que interfieren con la forma en que el cuerpo aprovecha el oxígeno y, finalmente, los vesicantes, que causan quemaduras en la piel y todo tejido con el que tengan contacto.
A lo largo de la historia su uso ha sido controvertido porque no solo repercute en sus objetivos principales, sino que afecta indiscriminadamente en zonas amplias, incluyendo niños, mujeres, personas de la tercera edad y, por supuesto, soldados. Emplearlas en batalla está prohibido internacionalmente, aunque en medio de las guerras se han dado casos confirmados o sospechosos de su manejo.
El hecho más sonado, y por el que se procedió a restringir estos artículos, fue por un ataque durante la primera guerra mundial. A pesar de que ya existía el acuerdo de "La Haya", para no usar químicos en batalla, se calcula que durante la gran guerra se utilizaron más de 124 toneladas de agentes químicos, lo que provocó la muerte de más de 100,000 soldados.
Esto ocurrió en 1916, siendo Francia el primer país en recurrir a ellas para obligar a los alemanes a salir de sus refugios. Posteriormente vino la respuesta de Alemania, pues al quedarse sin pólvora para armas convencionales, el científico Fritz Haber se dio a la tarea de usar las sustancias que disponían para el contraataque con químicos.
Otro escenario similar fue el que perpetró el dictador iraquí Saddam Hussein durante la guerra contra Irán. Fue el 16 de marzo de 1988, cuando la fuerza aérea de Irak bombardeó por cinco horas la ciudad de Halabja con diferentes tipos de gases tóxicos. El motivo fue por el apoyo que se les brindó a los combatientes kurdos del ejército iraní.
Naturalmente, el ataque desmedido causó la muerte de más de 5,000 personas y más de 10,000 heridos. Entre las víctimas se enlistaban principalmente mujeres y niños que nunca recibieron algún tipo de compensación. Los habitantes sufrieron altas tasas de cáncer, enfermedades congénitas y más afecciones en los años posteriores al bombardeo.
La Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) denunció que el 4 de febrero del 2018, Siria usó este tipo de instrumentos en un ataque aéreo a la ciudad de Saraqib. Puntualmente, el régimen sirio de Bashar al Assad empleó gas de sarín y cloro contra los civiles de la localidad. A diferencia de otros eventos, este altercado no tuvo muchas víctimas, pues afectó únicamente a 12 personas, quienes manifestaron complicaciones médicas por el embate.
Un caso muy controvertido por tratarse del familiar de un líder de estado fue el asesinato de Kim Jong-Nam, hermanastro del norcoreano Kim Jong-Un. El deceso fue a causa de un arma química altamente mortal, conocida como VX, un agente que ataca los nervios y que le fue rociado por dos mujeres dentro de un aeropuerto en Malasia.
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— ???????? ???????????????????????? ???????????????????????????????????????????? ???????????????? (@elBUNKERinfo) April 12, 2022
???? Presidente de #Ucrania Volodímir Zelenski, alerta a la comunidad internacional sobre las la nueva fase de terror que iniciará #Rusia y las informaciones sobre el empleo de armas químicas.
Fuente : @elpais_espana pic.twitter.com/TecwLJwfr3
La ONU clasifica este químico como un arma de destrucción masiva en altas cantidades, y el homicidio de Jong-Nam pudo estar relacionado a un supuesto nexo con la CIA. El VX se elaboró en Reino Unido a mediados de 1950 y su efecto es inmediato, además de que se puede suministrar fácilmente porque no tiene olor o sabor.
La guerra que detonó el año pasado entre Rusia y Ucrania ha sido motivo de múltiples acusaciones por crímenes, entre los que se cuentan supuestos ataques con armas químicas. Uno de estos episodios se vivió casi al principio, el 11 de abril, cuando las tropas ucranianas denunciaron una supuesta agresión química por parte de la armada rusa.
Se desconoce qué sustancia se usó en el ataque, aunque los afectados de la ciudad de Mariúpol dijeron experimentar dificultades para respirar y problemas neurológicos. Reino Unido investigaría el acto y la ONU también tomaría cartas en el asunto, aunque no se comprobó que el ataque fuera perpetrado por mandato de Putin, presuntamente con apoyo de un dron que liberó la sustancia.