Grafiti, la delgada línea entre el arte y el vandalismo

Grafiti, la delgada línea entre el arte y el vandalismo

Foto: Enfoque

Desde su inclusión como parte del movimiento del Hip-hop, el grafiti ha sido cuestionado por críticos de arte, políticos, empresarios y el público en general. Aunque la balanza hacía la estimación del arte ha ganado terreno durante los últimos años, esta sigue siendo una práctica que puede ser penada en Puebla.

 

Los grafitis han coexistido desde los años 70 y 80, siendo pilar de otros movimientos como el skateboarding, hasta el punto que es difícil pensar en uno sin asociarlo con los otros. Actualmente, los parques de skate sirven de lienzo para la expresión del grafiti, al igual que algunos de los grandes museos del mundo, pues en estos lugares nadie hace alusión al vandalismo.

 

De acuerdo con el Artículo 209 del Código Reglamentario para el Municipio de Puebla (COREMUN), habrá una sanción hacia las personas que hagan grafitis, entendiéndose por éstos los dibujos, pinturas, manchas, leyendas, logotipos, inscripción o grafismo con cualquier material (pintura, tinta, aerosoles, rotuladores o análogos) o colocación de calcomanías, emblemas o cualquier tipo de trazo en los inmuebles públicos o privados, bardas, puentes, pisos, banquetas, guarniciones, monumentos, señalamientos de tránsito o cualquier otro bien que esté dentro del Municipio de Puebla, sin la autorización de los propietarios o poseedores de la Autoridad Municipal competente.

 

Los responsables podrán ser acreedores a multas de 15 a 100 UMAS que, al día de hoy, son entre 3,000 y 20,000 pesos, en caso de aumentar la gravedad, se amerita un arresto de hasta 36 horas, así como podrán hacer trabajo a favor de la comunidad, todo depende de la instancia (juzgado calificador o ministerio público) en que se imponga la multa.

 

La idea de que la expresión artística pudiera considerarse vandalismo no está extendida entre el gremio, algunos exponentes de esta disciplina, como Dan Pearce, artista de medios mixtos que ha trabajado para Anthony Joshua, Rag’n’Bone Man y 50 Cent, ha señalado en múltiples entrevistas que el grafiti “es un símbolo de rebeldía; presenta una nueva y fantástica forma de creatividad, pero lo que hace que sea arte es la opinión personal. Creo que cualquier cosa es arte si tiene un significado para ti”, aunque también afirma que este puede volverse vandalismo cuándo es un parche al azar en cualquier pared vieja y sin significado.

 

Bajo este escenario, responder a la cuestión sobre si el grafiti profana o destruye la propiedad pública parece ser una decisión que recae en el artista, quienes ven en la las calles el mejor lienzo para exhibir su trabajo, sobre todo si manifiestan opiniones sociales o políticas.

 

Ciudades como Ámsterdam o Berlín adoptan el grafiti como un bien cultural y los turistas hacen visitas guiadas por los puntos más destacados. Banksy logró consolidarse en la escena del arte gracias a estas adaptaciones de cultura, pero también es importante entender que hay claras diferencias entre lo que consideramos etiquetado, grafiti y arte urbano.

 

Alex Harvey, cofundador y jefe de proyecto de Blank Walls, un grupo que comisiona y dirige proyectos de arte urbano en Australia y Reino Unido, indica que este es una extensión del grafiti y puede ser una herramienta para revitalizar los espacios públicos, al aumentar el uso de diseños complejos e introducir temas de inclusividad y respeto a la comunidad en general, lo que provoca que el resultado del trabajo artístico minimice su percepción de vandalismo. Un ejemplo es el mural del Día del Recuerdo en 2018 de Jerome Davenport (más conocido como Ketones6000).

Notas Relacionadas