En esta época del año es normal que florezcan ciertas enfermedades o alergias, pues con la primavera hay más calor, lo que propicia la proliferación de patógenos malignos. En especial, las infecciones intestinales pueden ser de riesgo porque las causan múltiples factores y, si no se atienden a tiempo, pueden tener consecuencias mortales.
Es algo real que estos padecimientos se dan más en temporadas de calor, así lo comentó en entrevista para Imagen Poblana el médico Gerardo Gómez Reyes. Nuestro entrevistado señala que la razón principal es que, con este ambiente, las bacterias surgen más, además de que los alimentos tienden a descomponerse con más facilidad.
La temporada de calor es un clima ideal para la reproducción de bacterias y virus, pero también hace que la comida se pudra más rápido, en ocasiones, sin que la gente se percate. Si ingiere comida contaminada y no se trata a tiempo, lo más probable es que ello termine en una infección intestinal.
Las enfermedades intestinales no surgen únicamente por las bacterias, pues hay otros factores como los virus o parásitos que afectan al cuerpo humano. Esto hace que haya diferentes tipos, por ejemplo, en los niños es más frecuente la infección por rotavirus, un virus que causa gastroenteritis, una afección al aparato gastrointestinal. Por otra parte, en los adultos se ven con más frecuencia las bacterianas, como la salmonelosis, que golpea el tracto intestinal y en ocasiones en el torrente sanguíneo.
Para saber si una persona está enferma, hay una serie de síntomas para darse cuenta de esto, entre los que se pueden enlistar las náuseas, el vómito, la diarrea y el dolor abdominal. Si ya se han presentado estos y no se ha recibido atención médica, la infección se puede agravar hasta llegar a la deshidratación, lo que Gómez Reyes distingue como la complicación de mayor cuidado.
La deshidratación puede ser causa de muerte en niños, aseguró. “Sí, hay niños que sí se deshidratan y mueren, sobre todo con este tipo de virus o infecciones que requieren hospitalizarlos y canalizarlos con suero”.
Que un niño se enferme es hasta cierto punto normal, pues no hay nadie que esté exento de esto, pero con este tipo de contagios es diferente, porque hay hábitos diarios en los menores que potencian más la aparición de infecciones. Particularmente, el médico enfatiza en que las costumbres higiénicas son factores determinantes, además de la rutina alimentaria y una constante en los infantes, que se introduzcan objetos a la boca, la mayoría de veces sucios y contaminados.
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Si un niño, o cualquier otra persona, empieza a manifestar los síntomas típicos, sumados a los hábitos de riesgo, lo primero que se debe hacer es acudir rápidamente a los servicios médicos. Ahí se podrá analizar qué tipo de enfermedad es, qué la causa, la magnitud y el tratamiento a seguir, que con frecuencia consiste en aplacar el vómito y la diarrea, además de evitar a toda costa la deshidratación con sueros.
Aunque la mayoría de infecciones pueden ser tratadas y curadas, la mejor opción siempre es optar por la prevención. En este sentido, Gerardo Gómez remarca que en época de temperaturas altas siempre hay que mantenerse hidratado, además de evitar comer en la calle porque los establecimientos callejeros siempre son focos de posibles infecciones, por lo que recomienda mejor cocinar en casa.
A esto añade que hay que procurar que la comida que compremos siempre sea fresca, y, una vez en casa, mantenerla en refrigeración. Para los niños, él llama a los padres a tenerlos bajo supervisión y que estén atentos a señales de enfermedad como falta de apetito, bajo estado de ánimo y cambios en sus actividades diarias, toda vez que un menor con infecciones empezará a comportarse de manera irregular y se le verá menos enérgico de lo normal.
