Hace un quinquenio el escribidor todavía creía en Andrés Manuel López Obrador y en sus promesas de un mejor México, más justo, menos corrupto.
Pero la historia, casi cinco años después de que AMLO llegara al poder, demuestra lo equivocados que estábamos muchos mexicanos –yo, entre ellos-- que nos considerábamos lopezobradoristas, muchos de quienes lo asesoraron, lo mantuvieron económicamente, de los que lo defendimos y justificamos en privado y en público, de los que votamos por él.
Hoy, con un país en ruinas que se dirige hacia una suerte de dictadura monárquico-militar, admito que fue un error pensar que con el oriundo de Macuspana había llegado una izquierda democrática, con arrastre popular y sin taras a Palacio Nacional. ¡No llegó!
En cambio, se instauraron los cimientos de un régimen autoritario, diseñado para beneficiar a unos cuantos y económicamente fallido.
Esta dolorosa equivocación de tantos de nosotros es inobjetable; es palpable en el hambre de la gente, en la falta de medicamentos en las instalaciones sanitarias públicas, en la crítica casi cotidiana contra los civiles que critican y protestan, en los registros de tortura a militares disidentes, en las ejecuciones extrajudiciales, en la malnutrición infantil y en la anatematización de cualquier tipo de crítica u oposición.
Todo esto mientras AMLO impone leyes que le dan más y más poderes –independientemente de los metaconstitucionales que ejerce a plenitud--, a través de un Congreso mayoritariamente dócil, acrítico y fanatizado que ni siquiera lee las iniciativas y, por lo tanto, no les cambia ni una coma.
Ahí está, como ejemplo reciente, la iniciativa que reforma un conjunto de leyes, 23 para ser exacto, que al ser aprobada permitirán que el gobiernito de AMLO cancele unilateralmente cualquier contrato con prestadores de servicios, proveedores o constructores sin que haya razones jurídicas para ello –sólo porque a los fruncionarios les da la gana--, sin que haya un resarcimiento económico o este sea insuficiente.
¿Así o más autoritario?
¿Así o más mentiroso?
¿Así o más rencoroso?
Estos son los saldos del lopezobradorismo en el que una vez creí.
En el que creímos muchos.
Así que es hora de hacer algo que todos los lopezobradoristas que aún le quedan podrían hacer …
… una decisión muy personal e increíblemente difícil …
… pero quizás necesaria para poder sanar y avanzar: …
… reconocer su error y entender el enorme daño que el proyecto de AMLO le ha hecho a México.
¿No cree usted?
Sheinbaum: campaña musical
Tras casi cinco años al frente del gobierno de Ciudad de México, la señora Claudia Sheinbaum aún es una novata en lides políticas.
Antes de ocupar el cargo actual, la señora había ocupado cargos burocráticos, siempre bajo la sombra de quien sigue siendo su jefe: Andrés Manuel López Obrador.
Con una enorme falta de imaginación, atrevida como todo ignorante, sus conferencias de prensa matutinas son cajas de resonancia en las que se escuchan como eco fiel las palabras que minutos antes pronunció su vecino, el inquilino de Palacio Nacional.
Su falta de aptitudes políticas provocó que perdiera el control de más de la mitad de las alcaldías de la capital nacional.
También que, junto con sus paniaguados, iniciara una muy adelantada precampaña presidencial pintando bardas como una leyenda igualmente simplona (#EsClaudia) y carísimos anuncios espectaculares en calles y carreteras de prácticamente todo el territorio nacional.
Pero a veces, muy raras veces, tienen chispazos de talento.
Y ¿sabe usted para que los usa?
Pues ¡para organizar conciertos en el Zócalo!
Ahí se agotan toda su nula imaginación y escaso talento.
No da para más.
¿O a poco sí?
Indicios
Prácticamente no hay semana en la cual Ricardo Monreal deje de anunciar la presentación de iniciativas sobre todos los temas imaginables. La de estas Pascuas es para reducir a 12 las 72 horas que hoy marca la ley para poder denunciar la presunción del delito de desaparición de personas. Bien. Lo criticable es que casi nunca sabemos si esas propuestas avanzan o ingresan a la llamada congeladora legislativa. * * * En sus dos más recientes matinés, el inquilino de Palacio Nacional se ha mantenido a la defensiva. Ha insistido en la dizque nacionalización de la industria eléctrica por la aún poco clara transacción con la hispana Iberdrola. Ha reiterado que, en el caso del incendio de la prisión para migrantes de Ciudad Juárez, habrá castigo “caiga quien caiga”. Como buen discípulo de Joseph Goebbels, de tanto repetirlas ya él mismo cree en sus mentiras. * * * Y en su permanente confusión mental, el señor López Obrador se embrolla con el asunto del fentanilo y sus reclamos al gobierno de China. Cierto, la nueva gran potencia económica no produce ese opioide, pero sí los precursores químicos con las que se fabrica la droga en laboratorios clandestinos que se ubican aquí en nuestro país. Son también frecuentes los boletines de la Secretaría de la Defensa Nacional en las que se da cuenta de la clausura de dichos laboratorios y el decomiso de decenas de kilos de fentanilo. * * * Y por hoy es todo. Gracias por leer este Índice Político. Le deseo, como siempre, ¡buenas gracias y muchos, muchos días!