Es la expresión popular que se usa cuando se trata de rehuir a toda responsabilidad y como “anillo al dedo” cae en esta época en la que también recordamos quienes somos católicos, pasajes de la vida y muerte de Jesús.
Somos testigos ahora de nuevos “lavados de manos”, así como lo hizo Poncio Pilato en el proceso de Jesús. El primero que lo usó en redes sociales fue justamente un sacerdote, el “padre” Alejandro Solalinde quien se dice defensor de los derechos humanos de los migrantes justificando el asesinato de 39 migrantes asfixiados y quemados al ser encerrados en una estación migratoria del Instituto Nacional de Migración ubicada en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Quemados vivos por las mismas autoridades del gobierno federal que “los cuidaban”. En otras épocas, muchas voces hoy silenciadas, ya estuvieran alzándose para señalarlo como Crimen de Estado.
Por supuesto a este “lavado de manos” no podía faltar el del señor presidente López Obrador, que incluso fue más allá en su comentario mañanero, culpó a los migrantes.
Vinieron después los siguientes “lavados de manos” una de las “corcholatas” que se “desempeña” como secretario de Gobernación del gobierno federal Adán Augusto López Hernández, echa la culpa a otra “corcholata” del presidente que se desempeña como Secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard, silencio de él, solo condolencias en redes sociales.
Como si fuese un acto sin importancia, todos se deslindan, tal como sucedió con Claudia Sheinbaum otra “corcholata” cuando el accidente de la línea 12 del metro en la Ciudad de México que tuvo un saldo de 23 personas muertas incluidas menores de edad y 65 hospitalizados, no volvimos a saber nada más de las víctimas; tal cual está sucediendo con la estafa multimillonaria de este sexenio en Segalmex, la empresa que apoyaría a pequeños productores en alimentación y nutrición, afectando a esas personas que según decían eran primero: los pobres. 15 mil millones de pesos que no se sabe dónde quedaron, tal vez por eso los datos preocupantes de que el trabajo informal ha crecido, oficialmente 32 millones de mexicanos trabajan en la informalidad, sin prestaciones, ni seguridad social.
Evidente incompetencia demostrada en este gobierno, pero también los principales, los jefes, los mandos superiores, se saben impunes, por eso todo sigue como si nada hubiera pasado, a pesar de la omisión y encubrimiento que presenta.
Javier Treviño, recientemente reflexionaba acerca de los denominados “puntos de inflexión”, lo refería al ámbito empresarial, pero lo retomo, porque sin duda encuadra; él escribía, aunque pareciera que son hechos repentinos cuando surgen, realmente se gestan mucho antes de que surjan, pero cuando suceden, deben surgir también cambios fundamentales, no basta con verlos venir.
Si el gobierno mexicano ofrece refugio, asilo y atención migratoria debe haber como señala la experta Mariana Bermúdez, “una transformación de las políticas migratorias a acciones con enfoque de derechos humanos, interculturalidad y perspectiva de género dentro de las estaciones en los distintos límites fronterizos que atiendan las necesidades de las personas migrantes y prevengan su criminalización, discriminación, detención arbitraria y hostigamiento policial.”
39 migrantes muertos, 27 más hospitalizados de ellos, 16 graves es el saldo hasta ahora de esta tragedia. Las autoridades federales que laboran en esa estación migratoria supieron en tiempo real del incendio, así como lo han declarado quienes investigan sobre la tragedia de Ayotzinapa ¿negligencia, omisión, encubrimiento? ¿pudo evitarse? ¿debe considerarse también como un Crimen de Estado?
Ojalá que en esos lavados de muchas manos, no se presente también la obstrucción de la justicia.
@rgolmedo
Palabra de Mujer Atlixco
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