Un enfermero de Múnich, Alemania, confesó haber asesinado a dos pacientes de 80 y 89 años en 2020, además de tratar de matar a otros dos en repetidas ocasiones, pues “lo molestaban” mucho durante su turno y él solo quería dormir debido a las constantes resacas con las que llegaba al hospital.
Se trata de Mario G., quien admitió que siempre bebía mucho alcohol antes de su turno, de acuerdo con su testimonio, era capaz de tomar tres botellas de vodka y entre 20 y 25 cervezas en sus días libres.
"Como estaba borracho, solo tenía una opción: callarla", explicó el sujeto, en referencia a una de las víctimas. "Lo siento desde el fondo de mi corazón", agregó.
La acusación señala que el hombre administró sedantes, adrenalina o anticoagulantes a pacientes de una unidad de rehabilitación. El documento describe a Mario como alguien "impulsado por el egoísmo y centrado solo en su propio bienestar", pues siempre quería dormir o mirar su teléfono móvil.
El acusado admitió que pasaba sus turnos haciendo lo menos posible, ya que no lavaba a los pacientes ni hablaba con ellos cuando se ponían inquietos. Durante meses, nadie notó que los enfermos tenían catéteres urinarios y habitualmente dormían profundamente, lo que hacía más sencillo el trabajo del enfermero.
El responsable fue detenido gracias a un doctor que sospechó del deterioro repentino de salud que tuvo uno de sus pacientes bajo la supervisión de Mario G.
El acusado ha estado en custodia desde noviembre de 2020, pues la investigación se alargó debido a que, presuntamente, estaba implicado en otros delitos, aunque no se han podido comprobar.