“Los espíritus de la isla”: ¿la amistad es para siempre?

“Los espíritus de la isla”: ¿la amistad es para siempre?

Uno podría pensar que una amistad considerada entrañable sería duradera, y, si bien pueden surgir diferencias entre las partes involucradas, un lazo fuerte lo superaría. No obstante, en “Los espíritus de la isla” (McDonagh, 2022), se nos muestra, a través de una comedia inusual, el entramado de emociones que se erige entre dos viejos amigos, cuando Pádraic Suilleabahin, interpretado por Colin Farrell, ve como su vida cambia por el repentino rechazo del que creía su mejor amigo, Colm Doherty, con la actuación de Brendan Gleeson.

 

En 2017, Martin McDonagh nos mostró su capacidad de construir un sentido de empatía en torno a la tragedia y la pérdida con “Tres anuncios por un crimen”. En esta ocasión, nos muestra el significado de la amistad y las relaciones humanas en un contexto de honestidad y soledad.

 

Este separo simplemente se da por el llano argumento de que Pádraic es una persona aburrida. Lo que pareciera un motivo simple, desenvuelve una serie de eventos que llevan a lo dramático y violento, luego de que Colm amenaza con que cada vez que Pádraic le insista en hablar, se cortará un dedo hasta que lo deje en paz.

 

La cinta es un retrato de las formas en que interpretamos nuestra vida en relación a los demás, algo que puede apreciarse cuando Colm busca formarse como artista, ya que empieza el cuestionamiento de cómo es la relación con su antiguo amigo y lo que este le podía agregar a su formación humana y la consecución de sus objetivos personales.

 

El escenario donde se desarrolla la historia constituye un personaje más, pues un pequeño poblado en Irlanda donde para las personas no pasa desapercibida esta ruptura, sumado al uso de las locaciones y paisajes, deja ver que las emociones expresadas por los personajes no son sucesos aislados, más bien son resultado de un entorno cambiante y solitario.

 

 

Las personas aquí no se guardan nada, Colm es la prueba de ello, con una honestidad que las caracteriza en todo momento. Los personajes que complementan la historia, dígase familiares o demás amigos del bar de reunión, son también representación de emociones que los afectan. Ira, desesperación o tristeza son una constante en los círculos de la isla.

 

La disputa entre los amigos que ya no son, también es un retrato de los conflictos bélicos de la época, pues esta atraviesa por una guerra civil que se mantiene al margen, aunque palidece frente al conflicto social que se despliega.

 

Si un día nos separamos, ¿podemos volver a querernos? McDonagh nos hace el cuestionamiento final si todo vínculo es para siempre y si la amistad rota se puede resarcir. El dolor que provocamos en nosotros mismo pudiera ser un paso necesario en nuestra formación humana, pero el cargo a soportar puede ser un lastre muy pesado.

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