La vida moderna ha traído consigo una modificación completa de los trastornos sicológicos y ha hecho que cada vez se le preste mayor atención a problemas como la depresión o la ansiedad, pero en el rubro de los trastornos alimenticios también han surgido nuevas variantes que son igual o más preocupantes que los que ya se conocían.
Si bien durante las últimas décadas se ha hablado mucho de los problemas generados por la anorexia o la bulimia, en la actualidad hay otras variantes de trastornos alimenticios que son igual o más preocupantes por las diferentes prácticas que implican y el deterioro a la salud de las personas que los padecen.
A continuación, en Imagen Poblana hacemos un recuento de algunos de estos nuevos trastornos alimenticios, cómo identificarlos y los problemas que pueden generar para la salud, siempre teniendo en cuenta que debe de ser un especialista el que se encargue de diagnosticarlos y proporcionar el tratamiento correspondiente.
Ortorexia
La ortorexia es el trastorno alimenticio donde la persona tiene una obsesión por la comida saludable, pues si bien siempre va a ser recomendable comer de forma sana, hay algunas personas que llevan esta tendencia hasta el extremo.
Mientras que alguien sano podría permitirse de vez en cuando comer algo que no sea completamente saludable, las personas que padecen ortorexia no se permiten esto y se castigan fuertemente cada vez que violan alguna de sus limitaciones dietéticas.
Estos pacientes se caracterizan por consumir principalmente alimentos orgánicos, suelen suprimir el consumo de cárnicos, grasas y cualquier otro alimento de origen animal, además, llevan al extremo su planificación dietética al grado de que pueden dedicar varias horas del día en organizar su comida.
Una de las afectaciones que esto provoca es que hay una disminución en la calidad de vida, ya que constantemente se están preocupado por el hecho de que la comida cumpla con cierto estándar de calidad y, cuando esto no se satisface, provoca graves sentimientos de culpa.
Generalmente, la rigurosa dieta que mantienen estas personas los lleva a aislarse de su familia y amigos, pues consideran que su entorno no es apto para los estándares alimenticios que ellos requieren.
Sadorexia
La sadorexia es otro de los nuevos trastornos alimenticios y, de acuerdo con los especialistas, tiene que ver con una combinación entre la anorexia, la bulimia y la ortorexia, pues aquellos que lo padecen emplean términos violentos o masoquistas para castigarse cada vez que violan un régimen alimenticio.
Las personas que padecen sadorexia tienden a verse constantemente de forma imperfecta, pues consideran que no están dentro de un parámetro de belleza aceptable, por lo que se castigan de forma corporal y esto puede generar evidentes problemas físicos.
Permarexia
La permarexia es otro de los llamados trastornos de segunda generación, y de acuerdo con algunos especialistas, es el paso previo al padecimiento de la anorexia o la bulimia, pues las personas que lo padecen piensan que todo lo que comen los va a hacer subir de peso.
Los pacientes de permarexia suelen contar las calorías, buscar las tablas nutrimentales de cada producto, además de constantemente intentan hallar nuevos regímenes dietéticos para satisfacer su supuesta necesidad de estar bien con su peso.
Estas personas generalmente suben o bajan de peso constantemente debido a que están modificando continuamente su alimentación y dependiendo de la personalidad de cada uno de los pacientes, se puede desarrollar bulimia o anorexia.
Vigorexia
Otro trastorno de segunda generación documentado por los especialistas es la vigorexia, la cual puede ser la contraparte de la anorexia, pues mientras aquellas personas que padecen esta última enfermedad buscan la delgadez extrema, los vigoréxicos buscar una mayor musculatura.
Las personas que parecen vigorexia siempre van a ver su cuerpo extremadamente delgado, por lo que suelen someterse a fuertes rutinas de gimnasio o ejercicio con tal de aumentar sus músculos, pero por el trastorno que padecen nunca es suficiente para ellos.
Esto puede provocar problemas de descalcificación, desgarres, además de problemas sicológicos como ansiedad, además, se someten a más tiempo en el gimnasio, incluso superando sus límites corporales.