Ha tocado fondo el futbol mexicano luego de la deslucida participación de la Selección en la Copa del Mundo de Qatar, en la que se quedó eliminada en la fase de grupos, algo que había sucedido por última vez en 1978; sin embargo, la solución no está solamente en cambiar al entrenador.
A pesar de que ante Arabia Saudita se dio un partido digno y solamente hizo falta un gol para que los dirigidos por Gerardo Martino se metieran entre los 16 mejores del planeta, el diagnóstico debe ser mucho más profundo ya que hay problemas enraizados que deben ser solucionados.
Un dato demoledor de esta participación en Qatar es que apenas pudieron hacer dos goles, siendo la participación más pobre desde Argentina 1978. La tendencia en los mundiales más recientes era de cuatro o mínimo tres anotaciones, como sucedió en Rusia 2018 en donde el Tri anotó en tres ocasiones.
Además, se llegó a los mismos cuatro puntos que se han sumado en otras ediciones como en 1994 cuando las victorias solo daban dos puntos, o en Alemania 2006 cuando se cayó eliminado por un golazo en tiempo extra en octavos de final ante Argentina, y el más reciente había sido en Sudáfrica 2010 cuando México le ganó a Francia en la segunda fecha.
Ahora que el proceso de Gerardo Martino llegó a su fin la Federación Mexicana de Futbol tratará de tapar el problema cambiando al inquilino del banquillo mexicano, pero si de verdad quiere hacer evolucionar el balompié en el país, tendrá que hacer cambios desde la estructura para facilitar que más jugadores jóvenes se vayan al futbol élite, que menos extranjeros ocupen lugares en la Liga MX, y que cada vez haya más entrenadores jóvenes.