El repechaje en el futbol mexicano ha sido un sistema de competencia que poco ha podido beneficiar a los clubes que lo han disputado, pues más allá de ser una ayuda económica significativa que puede concluir en un par de duelos extras en la fiesta grande, este formato simplemente ha sido integrado en los tiempos de pandemia para sacar más dinero a costa del nivel futbolístico en la liga.
Este formato resulta ser un negocio redondo tanto para televisoras, equipos y hasta la propia Liga MX, pues la derrama económica con duelos que aparentan ser de liguilla son el “premio” de instituciones que pocas veces pueden acceder a la fase final. Aunque la mayoría de ellos terminan por ser eliminados en la repesca o en los cuartos de final, la euforia de los aficionados por ver a su club en esa instancia tan importante eleva exponencialmente las ganancias de los ya antes mencionados.
Pero dejando de lado el espectáculo que tanto televisoras y la propia Liga MX arman cada que la fase regular concluye, el repechaje no es una instancia que suele favorecer mucho a los equipos en temas deportivos, pues desde su implementación tras la pandemia, solamente dos instituciones han podido llegar hasta los últimos juegos de la temporada, cayendo Santos en la final en contra de Cruz Azul en 2021 y estando aún la moneda en el aire con el duelo entre Pachuca y Toluca.
Considerando todos los torneos cortos en los que este sistema de competencia estuvo implícito, hasta antes de esta final de Apertura 2022, solo en cinco ocasiones un equipo de ese grupo pudo llegar a la gran final, llevándose solo tres de ellos el trofeo, (Pachuca en el Invierno 1999, Morelia en el Invierno 2000 y Chivas en el Apertura 2006), mientras que Santos y los Diablos han caído en esta condición, por lo que ahora los choriceros buscan revancha tras lo ocurrido en contra de las Chivas hace 16 años.