Hace unas semanas se hablaba de un escándalo de proporciones monumentales que pondría al descubierto la filtración de documentos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), en algo que fue nombrado como los “Guacamaya Leaks”.
Se esperaba que las situaciones que se revelaran con estos documentos significarían un duro revés al presidente Andrés Manuel López Obrador, sobre todo porque se estarían dando a conocer las múltiples enfermedades que tiene el mandatario federal.
Además, sería un golpe certero hacia la SEDENA, pues se revelarían diversas irregularidades de las que tendría conocimiento esta dependencia, pero hasta el momento los “Guacamaya Leaks” han sido mucho ruido y muy poco contenido.
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Y es que en lugar de tumbar la popularidad que tenía el presidente Andrés Manuel López Obrador, solo se ha logrado incrementar un poco el porcentaje de mexicanos que siguen de acuerdo con su manera de manejar el país.
Aunque el mandatario ya no goza del 70 % de aceptación que tenía al arranque del sexenio, se mantiene por arriba del 50 %, posición que ya tenía desde antes de la filtración de estos documentos, que en vez de perjudicarlo parecen beneficiarlo.
El presidente ha aprovechado los datos sobre sus enfermedades, pues se ha colocado como un mártir que pese a sus problemas de salud sigue “trabajando” por México, al menos así lo han señalado los seguidores del mandatario federal.
De la misma manera, la filtración de estos documentos se ha tomado por los afines al mandatario como un acto desesperado de la oposición por encontrar la manera de afectar al presidente, por lo que no son tomados como verdaderos por muchas personas.
Incluso, la gravedad de los datos que se han revelado sobre la SEDENA tampoco ha golpeado al Gobierno Federal, pues pocos o nadie ha reparado sobre la magnitud de los abusos que se habrían cometido en esta dependencia contra militares y civiles.