Amable lector, el sol no se puede tapar con un dedo y mucho menos si se trata de una crisis en la empresa que sostiene la economía poblana, me refiero a la planta armadora Volkswagen de México.
A manos de este columnista llegó una información un tanto preocupante, pues contrario a lo que se dice en la empresa, los paros técnicos siguen a la orden del día y es el modelo Jetta el que más ha parado producción, porque simplemente este auto no se está vendiendo.
Van dos semanas de paro en la producción del Jetta y al parecer ya se ha dado aviso que se parará una semana más, pero aquí lo interesante es que la empresa alemana exigió hace un mes a sus proveedores un mínimo de 8 días de stock de piezas para este modelo de auto.
Por supuesto, VW actuó con la misma prepotencia que siempre ha actuado hacia las empresas proveedoras, algo que resulta ridículo debido a que no hay producción del Jetta y las piezas simplemente se quedan arrumbadas, porque a final de cuentas la VW ni siquiera las ocupa.
Los realmente afectados con estas acciones son las empresas que le trabajan a Volkswagen, pues estas no pueden aplicar el esquema de paros técnicos que se maneja en la armadora alemana, por lo que los trabajadores reciben un sueldo sin que las empresas tengan ganancias con las ventas, que están en estos momentos paradas.
Lo anterior sin duda es una actitud no solo prepotente, sino abusiva por parte de la empresa alemana, pues pese a la crisis que atraviesa todavía se da el lujo de maltratar a aquellas empresas que sostienen muchas veces su producción.
Y hablando de abusivos tenemos que regar tinta por la bien querida Antorcha Campesina, sí esa organización que asegura en sus columnas horriblemente mal escritas que según recibo dinero del Gobierno del Estado.
Por cierto, sigue en pie el reto de que me demuestren que este columnista recibe el llamado “chayo”. Si es que lo comprueban, les entregó todo el dinero que según su mente enana y loca recibo.
En fin, resulta que el pasado miércoles un motociclista literalmente se fue a estrellar detrás de un carro sobre Periférico, causando daños al medallón de este vehículo. El motociclista, por supuesto, no traía seguro, por lo que ambos vehículos tuvieron que trasladarse a Vialidad Estatal.
Pero resulta que el cafre motociclista no solo no llevaba seguro, sino que es parte de Antorcha Campesina y fiel a la costumbre gandalla de esta agrupación se negó a pagar los daños y además se escapó del lugar sin que alguien hiciera algo, dejando al afectado con una deuda de arrastre por grúa.
No cabe duda que el abuso es una de las enseñanzas favoritas del movimiento antorchista.