En tan solo dos temporadas, intensas, complejas, llenas de aseveraciones fuertes y plagadas de crudeza y realismo, la serie “Un extraño Enemigo”, disponible en la plataforma de video bajo demanda Amazon Prime, ha dejado con la boca abierta a más de uno, presentando en conjeturas que parecieran evidentes, sobre situaciones políticas que anteriormente se consideraban secretos a voces, sin que ello implique que hablamos de una serie documental… en realidad se trata de una retrato social de ficción.
Dirigida de muy buena forma por el heredero de las glorias Ripstein, Gabriel (2015), de la cual ya hemos hablado en este espacio, el serial se compone por dos temporadas que retratan dos tiempos continuos en la administración pública y sendos crímenes de lesa humanidad comenzando por la matanza de estudiantes del 68 en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco durante el mandato de Gustavo Díaz Ordaz y concluyendo con diversos asesinatos y el llamado halconazo en el mandato de Luis Echeverría Álvarez.
El hilo conductor de la serie es el trabajo secreto de Fernando Barrientos, quien funge como comandante de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), cuya interpretación a cargo de Daniel Giménez Cacho es simplemente espectacular, de tal forma que nos permite odiar y querer al personaje de una secuencia a otra. Se trata, al parecer de la personificación de Fernando Gutiérrez Barrios a los ojos de Gabriel Ripstein.
El hombre se asume empoderado por el papel que juega en la contención de los movimientos sociales la DFS que preside y realiza todo tipo de artimañas para mantener un control represivo que posteriormente le cobra facturas, a pesar de que trasciende dos administraciones Federales.
Así pues, se coloca como el Extraño enemigo de propios y extraños buscando solamente enaltecer su carrera política, consciente de que es solo un policía que está intentando enfrentarse a los grandes monstruos del poder, por lo que se vale de todo a su alcance.
En las dos temporadas, recibe sendas lecciones de que el poder da, pero también quita, incluso con afectaciones directas a su familia, que le cuestan mucho superar, pero que aparentemente lo vuelven más fuerte. El tema de los constantes asesinatos y el juego entre los personajes del poder y los antagónicos a título de contubernio, hacen de esta saga una ilustración desconcertante, aunque latente del sistema político mexicano de los años 60, 70 y 80, pero que deja claro, no se detienen ahí, por el contrario, ahí comienza un juego mucho más complejo, donde además se inmiscuyen agencias estadounidenses.
Dignísima y entretenida serie, que vale la pena echarle un ojo crítico, aunque sea una ficción, en realidad no está demás analizarla.
Sólo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita. Para dudas, comentarios o sugerencias escríbame al correo electrónico trejohector@gmail.com o sígame en mis redes sociales “Cinematografo04” en Facebook y Spotify, así como “Cinematgrafo04” (sin la “ó”) en Twitter.