Mitos y realidades de los tratamientos de congruencia de género

Mitos y realidades de los tratamientos de congruencia de género

Foto: Enfoque

México aún vive en el “oscurantismo” de los derechos para las personas trans, y aunque a veces se tiene la concepción de que en Europa o en otros países están más avanzados, la realidad es que esto no es del todo cierto.

 

Así lo demuestran casos como el del sistema de salud de Suecia, que ha reculado en la apertura que tenía para tratamientos químicos y quirúrgicos para personas con disforia de género, o el de una joven en Australia que demandó al psiquiatra que avaló su cambio de sexo tras evaluar su caso solo una vez.

 

Es por ello que a continuación en Imagen Poblana te contamos un poco de lo que implica para las personas trans alcanzar la congruencia de género y la accesibilidad que hay para esos procedimientos en México.

 

¿Cómo saber si tienes disforia de género?

 

Para empezar, hay que establecer que la disforia de género es un aspecto mental que provoca en las personas una sensación de incomodidad o angustia cuando su identidad difiere del sexo asignado al nacer o de las características físicas relacionadas con el sexo.

 

En México no se presta mucha atención a este tipo de aspectos y acceder a este diagnóstico es complicado, por lo que normalmente muchas personas se enteran que padecen esta condición cuando son adultas o tienen recursos para acceder a una atención más específica, a diferencia de otros países, donde forma parte de un proyecto de salud pública que incluye a menores de edad.

 

 

La atención por parte de un especialista, como lo es un psicólogo, es fundamental ya que hay casos como el mencionado de la joven australiana, donde las personas pueden tener esta confusión sobre su identidad de género debido a otros problemas mentales y no por una inconformidad.

 

¿Cuáles son los tratamientos para cambiar de sexo?

 

En México se les dice, quizá de forma errónea, personas trans y derechos trans a aquellas que están inconformes con su sexo de nacimiento, pero hay diferencias muy marcadas entre alguien transgénero, transexual o travestí.

 

Los primeros, son personas que se identifican con un género diferente al de su sexo, pero no necesariamente lo expresan con una alteración quirúrgica u hormonal; cuando deciden someterse a un tratamiento de congruencia de género, entonces ya pasan a la categoría de transexuales.

 

La falta de información desde los servicios públicos de salud hace que sean las organizaciones sociales quienes se encarguen de difundir recomendaciones para aquellos que desean cambiar su sexo con tratamientos quirúrgicos.

 

En la mayoría de los casos se recomienda que el interesado acuda a recibir asesoría y acompañamiento de un psicólogo, para que se pueda tomar una decisión informada antes de someterse a una terapia hormonal que suele ser mínimo de un año.

 

Después de este proceso, tanto hombres como mujeres podrán pasar a una evaluación médica que les permita establecer si son candidatos para alguna de las intervenciones quirúrgicas que a continuación enunciamos.

 

Una de las más comunes es la mastectomía, que es una cirugía que extirpa el seno por completo y es usada por los hombres transexuales, aunque después pueden recurrir a los implantes pectorales para crear un pecho más masculino.

 

En contraste, las mujeres transexuales recurren a la colocación de implantes mamarios, que sí bien es más sencillo que la mastectomía, no deja de ser un procedimiento quirúrgico peligroso.

 

Los hombres transexuales también suelen recurrir a otras intervenciones como la histerectomía, que es una operación para extraer el útero, mientras que también se retiran los ovarios y las trompas de Falopio en un procedimiento denominado salpingo-oforectomía.

 

Otros procedimientos quirúrgicos contemplan extirpar total o parcialmente la vagina, en algo que se conoce como vaginectomía, para después pasar por un proceso estético de crear un escroto (escrotoplastia), colocar prótesis testiculares, aumentar la longitud del clítoris (metoidioplastia) o crear un pene (faloplastia).

 

 

Mientras que instituciones como el IMSS sí pueden facilitar los tratamientos hormonales, hay que señalar que al no ser consideradas intervenciones quirúrgicas de necesidad vital y son más estéticas, la mayoría de estas se llevan a cabo en clínicas privadas.

 

Esto hace que los costos varíen y los riesgos también, de ahí que muchas personas transexuales opten por no recurrir a la reconstrucción de los órganos genitales.

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