“Generación de Cristal”, jóvenes sensibles ante la dura realidad

“Generación de Cristal”, jóvenes sensibles ante la dura realidad

Foto: Pixabay

La “Generación de Cristal”, como se ha denominado de forma un tanto peyorativa a los jóvenes nacidos a partir del año 2000, enfrenta un gran reto a corto y mediano plazo pues no solamente debe de soportar la carga social, sino que además lo hacen en un mundo cada vez más precario.

 

El término empezó a ser usado en las redes sociales y se determinó con en base la supuesta fragilidad de este sector, que actualmente ronda los 20 años, el cual aparentemente vive en una burbuja de cristal alejada de muchas realidades.

 

Para la psicóloga infantil Alejandra Rodríguez, el término de "cristal" no debe de ser empleado de forma despectiva, ya que si bien sirve para catalogar a un grupo etario, tienen características y problemáticas que generaciones previas también enfrentaron.

 

Este nombre se acuñó para señalar a los jóvenes que emocionalmente son más sensibles y toleran menos las injusticias, pero que a la vez se vuelven menos capaces de enfrentar el fracaso, el rechazo o la crítica hacia su persona o sus actividades.

 

En general, esa fragilidad es la que los encajona en este término, pero para la especialista se está frente a una nueva forma de educar, tanto a los padres como a los hijos, que requiere de comprensión y entendimiento para asimilar que los tiempos no son iguales.

 

"Es muy común que lleguen papás diciendo que sus hijos no desarrollan determinada habilidad, que ellos a su edad ya hacían 'X' cosa, pero olvidan que en aquella época ellos también tenían un sinfín de problemas", detalló.

 

Evitan el fracaso, pero nadie los alienta

 

Cuestionada sobre si la responsabilidad de la actitud de la “Generación de Cristal” es de los padres o de los adolescentes, Alejandra señala que es un problema compartido que necesita el mismo esfuerzo de ambas partes para poder sortear cada una de las inclemencias.

 

Por ejemplo, sobre la dificultad que representa que los jóvenes permanezcan en la escuela o en un trabajo, la especialista señala que la presión en estos dos contextos sociales es muy alta y cuando deben de enfrentarla, la mayoría no está listo.

 

"Nadie nace sabiendo ser padre, pero tampoco lo sabes siendo hijo, entonces cuando se habla de deserción escolar o falta de arraigo en el trabajo, olvidamos que hoy los jóvenes rara vez han tenido que enfrentar un reto por la sobreprotección con la que muchos de ellos crecieron", explica.

 

Añade que cada cierto tiempo ocurre lo mismo, en diferentes grados, pero siempre pasa, pues recuerda que los adultos que pertenecen a los llamados “millennials”, son considerados débiles ante la “generación X” que es la que los precedió.

 

"Si nos ponemos a ver, los niños de una generación siempre serán criticados por la generación previa, que porque si son más sensibles, que si porque ya no juegan en la calle, que si porque se enferman más fácil, y un sinfín de cosas que es imposible señalar si es culpa de los papás o de los hijos", expone.

 

Para la psicóloga, más allá de la relación padre e hijos o si alguno tiene la culpa de ciertos rasgos sociales, lo que ambas partes deben de entender es que los contextos en los que cada uno se desarrolló son distintos.

 

Explicó que hace 30 años los niños jugaban en la calle porque no había videojuegos o no se enfermaban tanto porque la industrialización de la comida era menor. La deserción escolar sigue siendo igual, pero con factores distintos y con familias más pequeñas, y los gastos se concentran más en darle todo a un hijo único que repartirlo en dos o tres.

 

"La composición familiar influye, porque hace 30 años las familias todavía se componían hasta de 3 o 4 hijos, pero hoy en día solo es uno. Todo el dinero de los padres es para él, no hay necesidad de que esté joven se esfuerce más por mantener un trabajo porque sabe que en su casa no le falta nada y eso no es culpa de nadie, solo es un contexto diferente ", reiteró.

 

Para la psicóloga, sí hay algunos puntos que se le pueden sugerir tanto a padres como hijos, pues en el caso de los adolescentes de la “Generación de Cristal”, su capacidad de entender la realidad social los vuelve más sensibles a situaciones que su antecesora no identificaba con la misma facilidad.

 

Pero si esa sensibilidad no se canaliza de forma positiva, entonces el resultado será una persona sin capacidad de salir adelante por sí mismo, no sin antes haber obtenido la confianza a través de sus padres, quienes deben ser los primeros en alentarlos antes que compararlos.

 

"El famoso 'yo a tu edad...' es algo que puede ser mortal, porque entonces fijas un nivel con base en tu pasado en lugar de darte cuenta de las habilidades de tu hijo y alentarlas, siempre teniendo presente que el mundo ha cambiado", sentenció.

 

En este sentido, señaló que muchos jóvenes de la “Generación de Cristal” sí están emprendiendo negocios, pero no todos físicos, pues actualmente muchas tiendas en línea son impulsadas por jóvenes de entre 18 y 22 años, quienes también viven una realidad con mayor inflación económica que las de sus padres, con precios más altos y una mayor competencia.

 

Señaló que las necesidades que este sector detecta pueden parecer absurdas para sus padres o gente mayor, por lo que recomendó no atacar la autoestima de estos chicos e impulsarlos a crear con lo que tienen a la mano.

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