Un estudio elaborado por científicos de la Universidad de Tel Aviv, en Israel, detectó que las múltiples variantes del SARS-CoV-2 podrían formarse en pacientes crónicos de COVID-19 que sufren inmunosupresión. La investigación sugiere que una respuesta debilitada de los anticuerpos de estos pacientes impide una recuperación total, haciendo que el virus mute muchas veces durante una infección prolongada.
Los investigadores explicaron que la capacidad del virus para sobrevivir y reproducirse en el cuerpo de un paciente inmunodeprimido permite su evolución, dando origen a las distintas variantes. El estudio también reveló que las variantes encontradas en enfermos crónicos de COVID-19 cuentan con las mismas mutaciones que las presentes en las variantes que predisponen una enfermedad grave.
Enfrentar la pandemia provocada por el COVID-19 se complica con la aparición de las nuevas variantes. La OMS identifica hasta el momento 11 variantes activas del virus, las cuales se agrupan en variantes preocupantes (VOC) y variantes de interés (VOI). pic.twitter.com/6d5pecv4KM
— Puntalitos Pediátricos (@PuntalitosPed) June 29, 2021
Los científicos descubrieron que las mutaciones asociadas a la evasión de los anticuerpos que eliminan la enfermedad aparecen frecuentemente entre estas variantes. Estos nuevos hallazgos muestran que aunque las variantes de rápida propagación son poco comunes entre las numerosas cepas procedentes de pacientes inmunodeprimidos, la probabilidad aumenta y aparecen cuando las tasas de infección global se disparan.
Luego de varios exámenes detallados en algunos pacientes, los investigadores descubrieron que cuando comienza a aparecer un patrón de recuperación aparente, reflejado en hisopos nasofaríngeos negativos, el virus sigue existiendo en los pulmones de los pacientes, a partir de ese momento el virus comienza a acumular mutaciones en los pulmones y finalmente regresa al tracto respiratorio superior.