Casi una tercera parte de los fertilizantes que consume México proviene de Rusia. El conflicto en Europa del Este ha incrementado notablemente los precios de estos productos. ¿Cómo afectará esta situación al país latinoamericano?
Alimentos más caros o de menor calidad, empresarios agrícolas en crisis y escasez de productos provenientes del campo serán algunas de las consecuencias de la falta de fertilizantes en México, un problema que deriva directamente de las sanciones que Occidente ha impuesto a Moscú por el conflicto ucraniano.
"Rusia es nuestro principal proveedor porque México no es autosuficiente en fertilizantes. Los altos precios [de los fertilizantes] han provocado que la inflación de los alimentos se vaya al alza. Podemos llegar a un escenario en el que muchos agricultores tendrán que decidirse por no utilizar fertilizantes, lo cual reducirá la calidad del producto e incluso la producción [agrícola] podría ser menor", advierte Lisdey Espinoza, internacionalista de la Escuela de Ciencias Sociales del Tec de Monterrey, en entrevista con Sputnik.
El Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) estima que, entre enero y abril de 2022, las importaciones de urea —el fertilizante más aplicado en el campo mexicano— cayeron estrepitosamente en un 61,4% anual.
Ucrania y Rusia son dos países clave para México en materia de fertilizantes. Ambos producen no sólo urea, también amoniaco, anhidro, nitrogenados, potásicos y fosfatos. De todos estos fertilizantes, Rusia exporta al mercado internacional 23,3 millones de toneladas, de las cuales un millón se destinan al campo mexicano.
Un fertilizante es clave para mantener producciones de grandes volúmenes y buena calidad. De algún modo, es "la comida" o "el nutriente" extra que los cultivos absorben del suelo. Por ello, es importante que los agricultores cuenten con la mayor disponibilidad de estos productos si desean cosechas positivas y redituables.
"Ciertos productos no pueden ser cultivados sin ciertos fertilizantes. Los agricultores están frente a un gran desafío porque tendrán que reducir su uso, reducir el área de sembrado de algunas cosechas o incluso no cosechar ciertos productos. Esta situación, al final, afectaría el bolsillo de los mexicanos porque se traduce en inflación", explica Espinoza, quien también es maestra en Relaciones Internacionales y Orden Mundial por la Universidad de Leicester.
El Consejo Nacional Agropecuario de México (CNA) ya ha dicho que la escasez de fertilizantes por los altos precios del mercado mermará en cuatro meses la producción de hortalizas y granos, lo cual acelerará la inflación de los alimentos, un índice que de por sí ya estaba alto desde antes que iniciara el conflicto entre Kiev y Moscú el 24 de febrero.
Para solucionar este problema, el Gobierno de López Obrador planteó regalar fertilizantes a pequeños productores. Sin embargo, el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) y otros organismos advierten que no será suficiente.
"Ojalá el agricultor utilice el insumo [el fertilizante] que le den y no lo venda. Porque como están los precios, a lo mejor es preferible para él venderlo, no sembrar y mejor comprar. Ese podría ser el pensamiento del pequeño agricultor. Y es que subieron muchos más insumos, no sólo los fertilizantes", dijo Luis Eduardo González Cepeda, presidente de la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos (UMFAAC), a medios locales.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), los precios de insumos al productor agrícola mexicano se han incrementado casi en 33%, una situación que podría poner en jaque a la industria agrícola nacional.
"Todo es una cadena: la escasez de fertilizantes le pega directamente al productor, quien a su vez debe producir menos, porque si continúa con su producción habitual, gastará mucho más por la subida de precios de los fertilizantes. En realidad el productor no tiene mucha alternativas porque es rehén de los precios internacionales, del dólar y de los conflictos geopolíticos. El problema es que, al final, todo el costo de producción se traslada al consumidor", señala la académica del Tec de Monterrey.
En 2021, México importó el 62% de sus requerimientos de fertilizantes. Rusia representó el 27% de las importaciones totales. Estos datos indican el gran nivel de dependencia que tiene el país latinoamericano de mercados extranjeros.
"La preocupación en el corto plazo es que no habrá dónde comprar fertilizantes", alerta el GCMA ante el notable incremento del precio de los fertilizantes. Tan sólo en la primera semana se marzo, el alza fue de 89%, pero en mayo ese porcentaje creció hasta 126%.
"El conflicto ha aumentado, también, el precio del gas, que es un elemento clave para la elaboración de fertilizantes. Las sanciones [contra Rusia] también han hecho que los costos se vayan para arriba, ya que menos empresas están dispuestas a importarlos. [El problema] es que las sanciones siguen una lógica de Guerra Fría, pero en ese tiempo el castigo sí dañaba al país de destino. Hoy, sin embargo, dada la naturaleza de las exportaciones de Rusia, los que han sufrido más con las sanciones son otros países. Rusia es la menos afectada", concluye Espinoza. (Sputnik)