No pocas veces, el cine mexicano ha sido reconocido en Cannes, el Festival de Cine más importante del mundo, unas veces por su narrativa disruptiva otras por sus historias emotivas y frescas y unas más, como la que hoy le quiero contar, por su mensaje de denuncia y persistencia que deja claro y contundente, “La Civil”, ópera prima de Teodora Ana Mihai.
La cinta de la realizadora nacida en Bucarest explora uno de los terrores que cada vez es más recurrente y cercano en la vida de los mexicanos de a pie… el secuestro de un familiar. En el filme, Laura es secuestrada y deja en total incertidumbre a su madre Cielo (Arcelia Ramírez), quien debe pagarle a un cártel una cifra exorbitante para que le devuelvan a su ser querido; sin embargo, al pagar la tremenda suma, la chica no vuelve a casa, por lo que Cielo toma cartas en el asunto.
Cielo, saltándose las reglas sociales como respuesta de la falta de reacción de las autoridades tradicionales, se empeña en hacer su propia búsqueda, aun en contra de todos los impedimentos que va sufriendo en el camino. La madre desesperada por encontrar a su hija no desiste y sus procedimientos, ciertamente desesperados, la llevan a encontrar pistas significativas de quienes ejecutaron el secuestro de Laura.
El filme está basado en una historia real, contada a la directora por la propia madre que dejó todo para localizar a su hija. El argumento claramente dramático permite entender que, en muchas ocasiones, la realidad supera la ficción y más en un país como en nuestro, donde los cárteles delincuenciales han permeado todos los estratos sociales.
A primera vista, “La Civil” evoca la búsqueda de Marisela Escobedo en Chihuahua, retratada en el documental “Las tres muertes de Marisela Escobedo” (2020), dirigido por Carlos Pérez Osorio, hecho que sin duda es referencia abrumadora del grave problema que representa el delito de secuestro en México.
El trabajo histriónico de Arcelia Ramírez protagonizando a Cielo, la madre agraviada, quien asume con gran fortaleza un hecho tan complejo, le valió un buen rato de ovaciones en la presentación del filme en Cannes, Francia, por la calidad de interpretación que se mandó.
Un filme fuerte, intenso y en muchos momentos espantosamente desgarrador, pero que resulta imposible evitar su recomendación. Es tan bueno que impacta no solo en el plano psicológico-emocional, también en el aspecto pragmático, convirtiéndose en un mensaje político inevitable de que la seguridad en nuestro país debe mejorar ya.
Sólo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita. Para dudas, comentarios o sugerencias escríbame al correo electrónico trejohector@gmail.com o sígame en mis redes sociales “Cinematografo04” en Facebook y Spotify, así como “Cinematgrafo04” (sin la “ó”) en Twitter.