En la sociedad actual, muchas personas deben ocultar sus costumbres y tradiciones para encajar en cada una de las comunidades, pues de lo contrario reciben duros señalamientos, algunos injustos.
En el marco del Día Internacional del Pueblo Gitano debemos destacar a uno de los sectores de la población actual que más oculto han quedado con el paso de los años, gracias a todos los mitos que se crearon alrededor de sus integrantes.
Los gitanos fueron catalogados históricamente como un pueblo de supuestos ladrones, que iba de pueblo en pueblo sin establecerse en algún lugar, además de que se trataba de familias con un marcado machismo y sin deseos de trabajar.
Si bien es cierto que hasta hace 25 años todavía se veían en México caravanas de estos gitanos, de los que se decía también se dedicaban a artes ocultas como leer las cartas, en la actualidad este pueblo quedó escondido, aferrándose a costumbres mal vistas por la sociedad.
Los gitanos llegaron a México desde los años 30 y pese a que algunas familias aún son nómadas, la mayoría de los gitanos se concentran en pequeñas colonias asentadas en Veracruz, Puebla, Guadalajara, Monterrey, San Luis Potosí y la CDMX.
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Solo los grupos más tradicionales conservan sus tradiciones, mientras que el resto se ha integrado tomando como propias las costumbres mexicanas, más por encajar que por voluntad propia.
Si bien es cierto que la mayoría de los gitanos no tiene un trabajo fijo, sí se dedican a otras labores, principalmente comerciales, muchas veces como parte del comercio informal.
La venta de telas, piel, así como las artes, son los principales oficios que tienen los gitanos, además de que muchos han decidido dejar de lado su vestimenta tradicional debido a los ataques y discriminación que vivían.
Es tal la discriminación que vivió el pueblo gitano en México, que el último conteo de estas personas se hizo en el año 2000, hace ya 22 años. Este estudio señalaba que había en nuestro país 315,850 personas de este pueblo, número que ya no se puede tomar como real.
