Microplásticos consumidos por el ser humano pesan lo equivalente a una tarjeta de crédito: estudio

Microplásticos consumidos por el ser humano pesan lo equivalente a una tarjeta de crédito: estudio

Foto: Pexels

Científicos de la Universidad de Medicina de Viena (MedUni) confirmaron la presencia de microplásticos en el cuerpo humano gracias a las partículas existentes en la comida y bebida. Las personas consumen alrededor de cinco gramos de estos residuos a la semana, lo que equivale al peso de una tarjeta de crédito.

 

El plástico no es biodegradable, por lo que después de ingresar al tracto gastrointestinal, solo puede descomponerse y reducirse en piezas milimétricas (de 0.001 a cinco milímetros) para quedarse en el sistema, fenómeno que supone un riesgo mayor para la salud de las personas con enfermedades crónicas, como la diabetes, la obesidad o la hepatitis.

 

Según Lukas Kenner, autor del artículo publicado en la revista Exposure & Health, un intestino sano es capaz de enfrentarse a este riesgo; sin embargo, los pacientes con este tipo de afecciones son más susceptibles a los efectos nocivos de estos plásticos.

 

La investigación también resaltó que ingerir estos materiales podría activar mecanismos implicados en las respuestas inflamatorias, inmunitarias e incluso desarrollar cáncer en los consumidores.

 

“En particular, los nanoplásticos están asociados con procesos bioquímicos que están involucrados de manera crucial en el proceso por el cual las células normales se transforman en células cancerígenas”, explicaron los investigadores.

 

Sin embargo, es casi imposible descartar el plástico de la cadena alimenticia del ser humano, ya que está presente en los embalajes de casi todos los productos.

 

“El ser humano ha introducido una cantidad masiva de plástico en los entornos atmosféricos, terrestres y acuáticos, lo que hace que los desechos plásticos sean tan ubicuos que incluso contribuirán a un rastro fósil identificable para las generaciones venideras”, señalaron los expertos de MedUni.

 

Un ejemplo de ello sería el consumo de agua en botellas de plástico, ya que, por ejemplo, si se tomaran 1.5 o 2 litros de agua al día en estos envases, se terminaría con una ingesta anual de 90,000 microplásticos.

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