Científicos españoles han llevado a cabo un estudio para medir el impacto de las pantallas en la adolescencia a través de casi 1,000 encuestas. La investigación arrojó que existen factores que influyen a la adicción de los jóvenes y ponen en riesgo su vida personal, académica y social.
Los participantes fueron 930 jóvenes, padres y tutores con relación a una población entre 12 y 17 años en situación de vulnerabilidad y exclusión social. Los investigadores observaron que, de esta muestra, existen dos factores de riesgo conductual: una exposición prematura a los aparatos electrónicos y el género.
De esta muestra, los niños mayores a 14 años afirmaban que su primer teléfono lo obtuvieron a los 11,7 años, mientras que los menores tuvieron una exposición más temprana a los 10,5 años, datos que preocuparon a los responsables puesto que la mayoría de plataformas que los niños usan tienen un mínimo de edad de 16 años.
Por otra parte, el género femenino tiene un mayor riesgo a volverse adicto a las pantallas, pero no de la misma forma que el masculino. Mientras que las chicas tienden a usar más redes sociales o generar contenido en estas, los chicos suelen consumir más contenido gaming o de entretenimiento y volverse “jueces” del contenido del otro grupo.
“El abuso de las pantallas puede conllevar o no una adicción. Relacionamos esta adicción con las emociones que las pantallas despiertan y consideramos que se da una conducta adictiva cuando el uso, o la ausencia de este, genera ciertos niveles de aislamiento, ansiedad, falta de control y dependencia”, explicó Daniel Rodríguez, uno de los autores de la investigación.
Los datos también arrojaron que, pese a que se considera al entorno social muy influyente, el principal factor de riesgo es un mal ambiente familiar. Cuando la familia de un joven tiene un "uso razonable" de las pantallas, la probabilidad de desarrollar una conducta adictiva se reduce un 70%.
Por ello, es muy fácil relacionar estas situaciones con distintos conflictos escolares o sociales puesto que, para los jóvenes, estas conductas suelen ser muy comunes.
Los expertos concluyen que el único mecanismo para detener estas adicciones es mejorar el aprendizaje tecnológico. La autorregulación parece ser el único método que se debe enseñar a los jóvenes desde muy pequeños, siempre analizando y considerando las afecciones que las pantallas puedan provocar.
