Ganó un boleto para viajar al espacio pero su sobrepeso le impidió despegar

El año pasado, la suerte parecía estar del lado de Kyle Hippchen. El piloto fue el ganador del sorteo de un puesto en el primer vuelo espacial con una tripulación formada completamente por civiles. El hombre, sin embargo, se vio obligado a regalar el boleto cósmico a raíz de su sobrepeso.

Inspiration4 se lanzó el 16 de septiembre de 2021 desde el Centro Espacial Kennedy, en Florida (Estados Unidos). La misión fue liderada por Jared Isaacman, director ejecutivo de la compañía Shift4 Payments, quien adquirió los cuatro puestos en la aeronave. A bordo de la nave, por primera vez, se encontraba una tripulación compuesta enteramente de personas que no eran astronautas.

El objetivo de Isaacman con la iniciativa era promover y ayudar el hospital infantil St. Jude, por lo que regaló dos de los puestos en el vuelo para la institución. Hayley Arceneaux, asistente médica en el hospital y sobreviviente de cáncer de huesos, fue seleccionada para abordar el vuelo. St. Jude rifó el segundo asiento a su disposición para recaudar fondos.

El vencedor de la rifa fue Kyle Hippchen, un piloto de la aviación civil que había donado 600 dólares al hospital en el marco de la campaña. Su sueño de ver nuestro planeta desde la órbita, sin embargo, nunca se convirtió en realidad. Hippchen perdió su oportunidad de participar del vuelo porque superaba el límite de peso.

"Duele demasiado. Estoy increíblemente decepcionado. Pero es lo que es", dijo el hombre, citado por Phys.org.

Al decidir participar del sorteo, el hombre no se dió cuenta que el ganador debía medir menos de dos metros y pesar hasta 113 kilogramos. Él medía 1,8 m, pero pesaba 150 kg.

Cuando los organizadores del sorteo se pusieron en contacto con Hippchen en marzo pasado, él supuso que era uno de muchos finalistas, por lo que sencillamente dijo que se retiraba. En las decenas de correos electrónicos y llamadas que siguieron, Hippchen se sorprendió al saber que, en realidad, era el ganador.

Como ingeniero aeroespacial y piloto, Hippchen sabía que el límite de peso era una cuestión de seguridad y que no podía ignorarse.

"Estaba tratando de averiguar cómo podría bajar 80 libras [37 kg] en seis meses, lo cual es posible, pero no es lo más saludable del mundo", dijo Hippchen.

Al ver que no sería posible adelgazar lo suficiente, Hippchen se vio obligado a elegir un sustituto. La historia la mantuvo prácticamente en secreto hasta recientemente.

"Era su espectáculo, y no quería distraerlos demasiado de lo que estaban haciendo", dijo Hippchen, quien terminó viendo el lanzamiento desde un balcón VIP.

Su puesto lo dio para Chris Sembroski, un ingeniero de datos en Everett, Washington. Los dos compartieron una vivienda, a finales de los años 1990, cuando ambos asistían a la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle. En la época, también pertenecían a un grupo de activistas que viajaba a Washington para promover la idea de los viajes espaciales comerciales. A pesar de vivir en lados opuestos de Estados Unidos, Hippchen y Sembroski continuaron intercambiando noticias espaciales y defendiendo la causa a lo largo de los años.

"La voluntad de Kyle de regalarle su asiento a Chris fue un increíble acto de generosidad", dijo Jared Isaacman, patrocinador del vuelo.

En agradecimiento, Sembroski se ofreció a llevar artículos personales de Hippchen en el viaje espacial. Además, antes de subirse a la cápsula Dragon de SpaceX para su vuelo, el ingeniero siguió la tradición y usó el teléfono en lo alto de la torre de lanzamiento para hacer su última llamada antes del viaje. Llamó a Hippchen y le dio las gracias una vez más.

"Estoy eternamente agradecido", dijo Sembroski.

Pese a que no viajó al espacio, durante el vuelo de Sembroski, Hippchen se unió a amigos y familiares de la tripulación en un avión especial, en el cual pudo experimentar 10 minutos de gravedad cero.

"¡Fue increíble!", compartió el piloto.