Desechos sanitarios por COVID-19, el otro frente de guerra contra el medioambiente

Desechos sanitarios por COVID-19, el otro frente de guerra contra el medioambiente

Foto: Pixabay y Pexels

Como cada 26 de enero, hoy se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental, cuyo principal objetivo es identificar las problemáticas ambientales a nivel global y local, a fin de crear conciencia en personas y gobiernos para proteger nuestro entorno; sin embargo, centrándose toda la atención del mundo en la pandemia, este tema ha quedado relegado y la contaminación por residuos sanitarios ha incrementado en los últimos dos años.

 

Aunado a los problemas de contaminación por emisión de gases de efecto invernadero, tala desmedida, plásticos de un solo uso, entre otros, la pandemia ha venido a generar una producción excesiva de utensilios sanitarios, como cubrebocas, guantes o jeringas, que han incrementado la polución en todo el mundo, lo cual parece no preocupar a los gobiernos ni a la sociedad, pues el combate al COVID-19 está en el centro de la atención.

 

Según un informe de la ONU, desde que comenzó la pandemia el uso de plásticos se ha disparado de manera exacerbada, pues cada día terminan en la basura miles de millones de mascarillas, guantes, desechos médicos y empaques de comida para llevar, ya que las cuarentenas y medidas sanitarias obligaron a volver a utilizar el plástico para proteger los alimentos o transportarlos.

 

El informe del organismo advierte que este aumento de basura ha colapsado los sistemas de reciclaje en algunos países, y de no tomar medidas para contrarrestar esta producción desmedida más del 70% de este plástico terminará en océanos y vertederos, y 12% será quemado, lo cual generará contaminación y enfermedad en las zonas más vulnerables del planeta.

 

El documento de la ONU se enfoca la llamada justicia ambiental respecto de la contaminación plástica, y afirma que es un problema que afecta a “los más vulnerables y marginalizados y a las comunidades que viven o trabajan cerca de los sitios de producción y desecho de este material”.

 

Aunque el organismo afirma que no hay muchos estudios revisados por pares sobre el impacto de la pandemia en el consumo de plásticos, todo apunta a un incremento en el consumo y eliminación de estos desechos y materiales médicos, que deriva en graves interrupciones de procesos de reciclaje ya defectuosos.

 

En este sentido, la pandemia podría revertir cualquier acción implementada para reducir el consumo de plástico de un solo uso, pues hay un aumento indiscriminado de desechables como mascarillas y protectores faciales, así como guantes, botellas de desinfectante para manos, trajes médicos protectores, kits de prueba, recipientes para llevar comida, empaques de entrega y muchos otros productos que se han vuelto “omnipresentes”.

 

 

La ONU refiere que la recuperación y respuesta ante el COVID-19 requiere un enfoque sostenible, basado en la solidaridad, la compasión y el respeto por la dignidad humana. Además, las acciones implementadas deben estar basadas en el derecho ambiental internacional y los instrumentos de derechos humanos, así como en los tratados regionales.

 

Por ello, los autores del informe hacen un llamado a los gobiernos para ampliar su control de los desechos plásticos, estudien los impactos en la salud e inviertan en su gestión. También piden que los gobiernos apliquen las prohibiciones de los plásticos de un solo uso, así como fomentar la reducción, el reciclaje y la reutilización.

 

El Día Mundial de la Educación Ambiental tuvo su origen en 1975, en Belgrado, Serbia, en el marco del Seminario Internacional de Educación Ambiental, donde participaron expertos de más de 70 países. Como resultado, se publicó la Carta de Belgrado, en la cual se plasman las metas y los objetivos fundamentales de la Educación Ambiental.

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