Con la llegada de la variante ómicron y la cuarta ola de contagios de COVID-19 han surgido dudas sobre la eficacia de las pruebas rápidas para detectar este virus, que aunque han mejorado en su diagnóstico, siguen presentando algunos problemas.
Una de las principales dificultades que dejan las pruebas rápidas de antígenos son los falsos negativos, que se dan constantemente y que pueden esconder contagios de COVID-19, debido a que no hemos aprendido el momento adecuado de hacernos estas pruebas.
Los primeros días después de un contacto con alguien contagiado es poco probable salir positivo en la prueba; sin embargo, muchas personas corren a los laboratorios a tomar esta prueba creyendo que de inmediato tendrán un resultado acertado.
De esta manera, para que una prueba rápida de antígenos sea certera se deberá hacer entre los días 4 y 6 después de un contacto con alguien contagiado, ya que en ese momento el virus incuba y podría comenzar a generar síntomas.
Si la prueba se hace en las fechas antes señaladas, el resultado que arroje la prueba será certero y no tendrá margen de error, dejando también de lado la posibilidad de que se presente un falso negativo.
No obstante, si no podemos esperar a los días señalados, entonces lo mejor es acudir a hacernos una prueba PCR, que detecta de inmediato si hay algún contagio de COVID-19.
