Después del frenesí de gastos del mes de diciembre, enero es complicado en términos financieros. Además, en este mes se deben realizar pagos anuales (como los impuestos predial y tenencia) y se actualizan algunos precios y tarifas de productos y servicios por lo que se genera una sensación de “pesadez”, este fenómeno es la “cuesta de enero”, pero ¿es real o sólo una sensación?
La cuesta de enero es real. Los meses de enero tienen un comportamiento estacional a la baja. Si graficamos los movimientos económicos por mes, encontramos que típicamente diciembre siempre está al alza, hay mucho dinero en circulación y la gente suele gastar más. En cambio, enero siempre muestra contracciones, el primer trimestre del año es comúnmente el menos dinámico. Esta caída tiene varias explicaciones, algunas son objetivas porque se fundamentan en sucesos reales, pero otras son subjetivas porque se basan en percepciones.
Entre las causas objetivas está el hecho que en diciembre suceden recortes de personal, muchas empresas que tienen vacaciones de fin de año, dan de baja a sus trabajadores para no pagar el periodo de inactividad. Así, el mes pasado el IMSS reportó casi 300 mil empleos menos que en noviembre. Otra causa es la actualización de precios y tarifas, en enero se actualiza la UMA (Unidad de Medida y Actualización) que es la base para el cálculo de multas, pago de derechos, servicios y otras actividades asociadas al sector público. Otras empresas aprovechan este mes para actualizar el precio de sus productos justificando erróneamente los aumentos al salario mínimo que entran en vigor. También en este mes se pagan impuestos anuales que representan un desembolso importante por lo que las familias sacrifican otros consumos por pagar sus impuestos.
Pero también la cuesta de enero tiene un componente subjetivo que se construye por la sensación de que “todo va a subir” y eso se convierte en un mito que motiva a los consumidores a dirigir su liquidez hacia fines precautorios (como diría Keynes), es decir, la gente posterga ciertas compras para tener dinero disponible. Otra causa subjetiva es la sensación de “no tener dinero”, porque en diciembre se tuvo mucho y en algunas ocasiones se sobrepasaron los gastos sin límites. Algunas empresas adelantan el pago de la última quincena y por ello se siente un largo camino entre el último salario recibido en diciembre y la primera quincena de enero.
Por si fuera poco, este año algunos medios también están jugando un papel deleznable en formar la percepción de la cuesta de enero. Desde el primer día del año, fue una tendencia la etiqueta #Gasolinazo que señalaba que los precios de la gasolina se habían desbordado, esto fue una noticia falsa. Aun así, otros medios reproducen en sus noticieros diariamente la sensación inflacionaria con frases alarmante como: “otra vez subió la gasolina… un centavo”, cuando la realidad es que los precios de la gasolina fluctúan diariamente desde 2014. Aun cuando fuera cierto, si la gasolina sube un centavo implica que la diferencia de llenar un tanque de 40 litros son 40 centavos, se trata de alarmas amarillistas.
Algunas recomendaciones para resentir en menor medida la cuesta de enero son:
- Mesurar los gastos de diciembre y proyectarlos hasta la primera quincena de enero.
- No presionarse con el pago anual de impuestos. El pago de tenencia y derecho vehicular puede hacerse sin multas hasta marzo y los pagos de impuesto predial se pueden hacer a lo largo del año, muchos ayuntamientos dan opciones de meses sin intereses.
- Si la falta de liquidez le ha alcanzado use tarjetas de crédito, pero de forma mesurada, si se hace de forma inteligente nunca pagará intereses. El crédito no es malo, debe ser visto como una palanca de apoyo.
- Evitar la especulación que es la “autoprofecía cumplida”. Cuando se especula que “todo va a subir”, empieza por subir sus mercancías y contagia al resto de precios provocando que efectivamente todo suba. Eso lo saben bien los medios chatarras o golpistas que no se cansan de obstaculizar la transformación y por eso reproducen ese miedo.
Para que usted tenga la tranquilidad que este año la cuesta de enero no será más profunda, le muestro la gráfica 1. Se puede observar como la inflación subyacente del 2021 siguió el mismo comportamiento tendencial que la de 2020. Pero ¿por qué hoy estamos en el nivel de inflación más alto en 20 años? Porque la inflación no subyacente está desbordada. Recuerde que la inflación subyacente representa las mercancías y servicios, mientras que la no subyacente a los productos agrícolas (volátiles por depender de los ciclos de producción), energéticos y tarifas de gobierno.
Elaborado con datos de INEGI 2020-2021
Entonces, los precios de las mercancías se han mantenido más o menos estables, pero los energéticos están afectando la tasa general. En Estados Unidos llegaron a la inflación más alta en 40 años, las gasolinas en el país del norte aumentaron 30% a tasa anual para los consumidores.
La buena noticia también se aprecia en la gráfica, la inflación no subyacente tuvo una caída en diciembre por lo que la tasa general fue más baja que en noviembre. Esto puede significar que el ciclo alcista de precios ha terminado. Así que no le digan, que no le asusten, la cuesta no es más dramática.
*Profesor-Investigador Universidad de Quintana Roo
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
Twitter: @BandalaCarlos