
Los daños económicos por los disturbios en Kazajistán podrían ascender a entre 2.000 y 3.000 millones de dólares, según la oficina de prensa del presidente kazajo, Kasim-Yomart Tokaev.
"Según las estimaciones de Kasim-Yomart Tokaev, los daños económicos preliminares para el Estado podrían ascender a entre 2.000 y 3.000 millones de dólares", indica un comunicado publicado en el sitio web del presidente de Kazajistán.
Según el presidente, durante los disturbios fueron dañadas unas 1.300 instalaciones, atacados más de 100 centros comerciales y bancos, y también quemados unos 500 vehículos de policía.
La situación en Kazajistán se desestabilizó el 2 de enero, con el estallido de protestas por el alza de los precios del gas licuado de petróleo en el suroeste del país.
A pesar de que una comisión gubernamental determinó después bajar los precios del combustible, las protestas no cesaron y se extendieron a otras zonas del país, en particular a Almaty, derivando en violentos disturbios que se han saldado con decenas de muertos y más de mil heridos, entre ellos numerosos agentes del orden.
Alrededor de 8.000 personas han sido detenidas hasta la fecha a raíz de los disturbios.
El 5 de enero, el presidente kazajo aceptó la dimisión del Gobierno en pleno y asumió la jefatura del Consejo de Seguridad Nacional, encabezado hasta entonces por el expresidente Nursultán Nazarbáev.
Además, solicitó a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) enviar fuerzas de paz para hacer frente a la "amenaza terrorista" y a los intentos de socavar la integridad del Estado kazajo. La organización, que aglutina a Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Rusia y Tayikistán, respondió de inmediato a la solicitud y el primer contingente llegó el 6 de enero.
Las autoridades kazajas decretaron el estado de emergencia hasta el 19 de enero y el toque de queda que rige de las 11 de la noche hasta las 7 de mañana.
El 7 de enero, el presidente Tokaev dio a los cuerpos de seguridad la orden de disparar a matar contra los radicales violentos que se resisten a deponer las armas. Al mismo tiempo, el mandatario kazajo prometió presentar un plan de reformas en respuesta a las reivindicaciones de manifestantes pacíficos.