Cuando todo está perdido en cualquier ámbito, muchas personas tienden a llevar a cabo acciones de bajo nivel con el afán de afectar a terceros.
Pasa en el deporte, en la vida y, por supuesto, en la política.
Aunque se niegue a aceptarlo, todo, absolutamente todo, está perdido para Genoveva Huerta Villegas, quien ni encendiendo veladoras a todos los santos y a todas las religiones será presidenta estatal del PAN.
Por este motivo, la guerra sucia emprendida por Genoveva Huerta contra todos los que no la apoyaron para continuar en la dirigencia estatal panista ha tomado niveles muy, muy, muy bajos.
Uno de los principales objetivos de Huerta Villegas es desestabilizar la administración de Eduardo Rivera Pérez, quien fue clave en el triunfo de Augusta Díaz de Rivera en la elección interna del PAN.
Para esto, Huerta Villegas ha recurrido a sus incondicionales de siempre, para atacar por atacar, como por ejemplo la diputada local del PAN, Mónica Rodríguez Della Vecchia.
Esta legisladora, que en alguna ocasión denunció violencia política de género por parte de Genoveva y luego curiosa y sospechosamente se volvió parte de su círculo cercano, ha tomado el cobro del Derecho al Alumbrado Público (DAP) como tema político.
Y es que Della Vecchia no da argumentos sólidos para oponerse a este cobro que -léase fuerte y claro- siempre se ha cobrado, pero que ahora se ha puesto de moda con fines meramente electoreros y políticos.
Lo anterior demuestra que siempre el agua busca su nivel y este, amable lector, es el bajo nivel que tiene ya la guerra sucia de Genoveva Huerta Villegas.
Qué lástima y qué preocupante es que todavía existan panistas dispuestos a mancharse las manos y sobre todo el prestigio por defender los indefendibles intereses de la otrora “jefa Geno”.
Amable lector, hasta los grillos políticos deben tener clase y altura…