Epidemiólogos de Sudáfrica anunciaron el mes pasado una nueva variante del CoVid-19 a la que la Organización Mundial de la Salud (OMS) designó como Ómicron. El miedo y la incertidumbre se esparció con más rapidez que el virus, pero ¿qué sabemos hasta ahora?
La variante Ómicron fue detectada por primera vez en Sudáfrica. La OMS utiliza letras del alfabeto griego para cada variante y se asignan por orden de aparición y no por nivel de gravedad como algunas fuentes difundieron erróneamente. No todas las variantes son nombradas con letras griegas, en mayo de 2021 se acordó nombrar solo aquellas de interés y de preocupación. La OMS saltó algunas letras como Xi, porque en algunos países llegan a ser nombres propios muy comunes, por ejemplo, el presidente de China así se llama.
Los países europeos reaccionaron ante la variante prohibiendo vuelos desde y hacia 4 países africanos. En México, como ya es costumbre, la oposición exigió una medida similar, pero la verdad es que de nuestro país no salen vuelos directos a África. Los países sudafricanos se quejaron de racismo y discriminación y no estaban equivocados, más tarde se descubrió que la variante estuvo en Europa mucho antes de ser anuncia en Sudáfrica.
Se considera la variante de un virus cuando se presentan mutaciones. El caso de Ómicron es preocupante porque no se habían descubierto tantas mutaciones en una sola variante, de forma particular presenta 32 mutaciones en la proteína pico que es la que le permite al virus penetrar la célula humana; también tiene 10 mutaciones en el dominio de unión del receptor. Cuando un virus muta demasiado el mayor peligro es que los fármacos y las vacunas que se han desarrollado se vuelvan ineficientes para el tratamiento y la prevención respectivamente.
Sin embargo, esta es una hipótesis que deberá comprobarse científicamente, al parecer los políticos actuaron de forma alarmista e irresponsable cuando se dio a conocer la variante. Si bien las pruebas definitivas tomarán mucho más tiempo, los resultados parciales arrojan que la nueva variante no es más agresiva (virulenta) ni más transmisible que las variantes anteriores. Tampoco ha sido estadísticamente significativo que la variante sea más resistente a los fármacos o que inhiba el efecto de las vacunas en mayor media que las otras variantes.
Algunos estudios se llevan a partir de casos clínicos por lo que la comprobación de hipótesis tardará un poco más (una vez que se acumulen los casos suficientes). Algo de lo que se ha encontrado es mayor virulencia en niños menores de 10 años; la vigencia de efectividad de vacunas de los Laboratorios Pfizer y Aztra Zeneca, pero aún no son concluyentes. Ese es el proceso científico: se publican resultados que pueden llegar a ser refutados por otros a partir de nueva evidencia.
Pero ¿cuántas variantes nuevas podemos esperar y hasta cuándo podría controlarse por completo la pandemia? Es una pregunta aún sin respuesta. Todos los modelos matemáticos que se proyectaron al principio, sin excepción, han sido rebasados. Ningún modelo, aún en su intervalo más pesimista consideraba sextas y séptimas olas de la enfermedad. Tampoco mutaciones relativamente rápidas en periodos de tiempo bastante cortos. El número de enfermos e infectados también rebasó los pronósticos serios. Oficialmente se contabilizan más de 5 millones de muertos en el mundo, pero esa cifra estaría subestimada entre 2 y 4 veces, es decir los muertos reales oscilarían entre 10 y 20 millones, un número mayor al de la pandemia del siglo pasado.
Algunas condiciones que han permitido la expansión del periodo pandémico tienen sus causas en la economía. Vivimos en un mundo hiperconectado que transita a velocidades vertiginosas, por ello es fácil transportar un virus de un continente a otro en cuestión de horas. Pero también estamos en un mundo bastante desigual y asimétrico. En la gráfica 1 se muestran las tasas de vacunación por países seleccionados ajustadas por edad, es decir, considerando a la población que realmente puede vacunarse. Como Europa, Japón y Estados Unidos son regiones envejecidas nótese que la tasa es considerablemente más baja pues deben vacunar a una mayor proporción de su población.
Elaborado con datos reportados por país y la población total
Mientras algunos países ya vacunaron a más del 50% de su población, Sudáfrica, el más adelantado de su continente, no ha vacunado ni a la tercera parte. Otros países como Nigeria y Camerún llevan menos del 5%. Un ambiente con alta propagación y baja vacunación es favorable para las mutaciones. Lejos de cerrar las fronteras a África habría que correr a su auxilio. Parece sorprendente que en pleno siglo XXI no sepamos lo que sucede ahí en tiempo real. La gente podría estar muriendo sin siquiera figurar en los registros. Con los datos de Sudáfrica, país con ciertas posibilidades de llevar una vigilancia epidemiológica, podríamos suponer que el resto de países de la región vive situaciones de propagación y mortalidad severas y eso si es alarmante.
Si queremos sobrevivir a este virus debemos vernos como especie y para salvarnos como individuos primero debemos salvar al prójimo. En esta circunstancia es pertinente decir: por el bien de la humanidad, primero los países pobres.
*Profesor-Investigador Universidad de Quintana Roo
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
Twitter: @BandalaCarlos