Cuando el karma alcanzó a “Gerry” Islas

Cuando el karma alcanzó a “Gerry” Islas

Aunque en sus redes sociales quiere aparentar lo contrario, el exdiputado local y aún dirigente del micropartido desaparecido Fuerza por México, Gerardo Islas Maldonado, vive el peor momento de su fallida carrera política.

 

“Recibes lo que mereces, cosechas lo que sembraste”, dicen los que saben los secretos de la vida.

 

Pues eso es lo que sucede con el mal recordado “Gerry”, a quien le llueve sobre mojado por pasarse de vivo en el tema de los dineros en el pasado proceso electoral.

 

Islas Maldonado nunca ha sido un personaje al que le guste pagar por los servicios que recibe, mucho menos le gusta ser transparente en temas de recursos públicos, nada más hay que recordar su paso por la extinta Secretaría de Desarrollo Social.

 

Solo que en esta ocasión no le salieron las cosas y el mismo INE ha congelado las cuentas del diminuto, insignificante e intrascendente Fuerza por México, pues se detectaron anomalías por más de 33 millones de pesos.

 

Además de perder el registro porque nadie en su sano juicio votó por este intento de partido el pasado 6 de junio, Islas Maldonado debe regresar la referida cantidad de dinero.

 

Lo anterior luce difícil, pues el “Gerry” no ha pagado siquiera la nómina de los trabajadores de Fuerza por México en Puebla, partido que increíblemente todavía participará en las elecciones extraordinarias del próximo año en el estado.

 

Y eso no es todo, el Congreso de Puebla sancionó al exdiputado por incumplir con las funciones, comisiones y atribuciones encomendadas, es decir, por estar en todo, menos en su trabajo como diputado.

 

Además, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) revivió la acusación en contra de Islas Maldonado por difundir propaganda y coaccionar al voto en Tepeojuma durante la veda electoral en 2019.

 

Sin dinero, desprestigiado y sin “brothers” que lo ayuden a salir adelante, la “carrera” política de Gerardo Islas parece haber llegado a su fin.

 

Aunque falta saber por qué no se atreve a poner un pie en Puebla