Evidentemente la realidad que enfrentamos los pueblos latinoamericanos no tiene nada que ver con los países del primer mundo, comenzando por la economía y concluyendo con el respeto de los derechos humanos. En ese tenor se expresa el argumento de “7 prisioneros”, filme dirigido por el cineasta brasileño Alexandre Moratto (Sócrates, 2018), que pone en el debate el tema de la trata de personas, trabajo forzado y venta de seres humanos.
El argumento nos ubica en el momento en que siete jóvenes provincianos brasileños son llevados a la capital de Sao Paulo atraídos por una oferta de trabajo, entusiasmados llegan a laborar a un taller de chatarra, donde se percatan que han sido convertidos en prisioneros y obligados a trabajar, sin derecho alguno. Atados a la suerte del traficante de personas que los tiene recluidos en su negocio, buscan escaparse antes de convertirse en un eslabón más de la corrupción.
Protagonizada por Christian Malheiros (Mateus), Rodrigo Santoro (Luca), Bruno Rocha, Vitor Julian (Ezequiel), Lucas Oranmian (Isaque), Cecília Homem de Mello y Dirce Thomaz, el filme toca las fibras sensibles de cualquiera, expresando en un relato muy sencillo, pero lleno de detalles, la degradación social que padece Brasil y Latinoamérica, aunque sin duda también muchos otros países de los otros continentes.
La cinta capta la atención del espectador de principio a fin, mostrándole las posibles ramificaciones de la delincuencia organizada y en este caso en particular, poniendo en evidencia la relación entre la política y los pequeños cotos de poder de los malhechores, depositando todo el peso del relato en el efectivo trabajo actoral de Christian Malheiros y su gran interpretación de Mateus, el joven que asume el liderato del grupo de prisioneros y que posteriormente se encuentra en la disyuntiva de migrar al bando de los malos tan solo para poder sobrevivir.
El filme en su conjunto se vuelve una gran denuncia social enmarcada en un contexto multidelincuencial que se vuelve sensible al espectador. El relato se toma el tiempo necesario para expresar el tremendo entramado de muchas de las problemáticas sociales que pudieran parecernos muy sencillas de resolver con sus respectivos inconvenientes.
Además del gran argumento que nos muestra el lado oscuro de una sociedad cosmopolita como la paulista, el drama destaca el estupendo trabajo histriónico y de dirección, que tienen tal calidad que convirtieron al filme en acreedor del reconocimiento popular en su estreno en el Festival de Cine de Venecia.
La cinta se encuentra al alcance de todos en la plataforma de video bajo demanda Netflix y es la recomendación de esta semana, que sin duda lo dejará perplejo por la forma de presentar el tema y las evidencias y lo hará reflexionar si en su comunidad sucede algo similar.
Sólo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita. Para dudas, comentarios o sugerencias escríbame al correo electrónico trejohector@gmail.com o sígame en mis redes sociales “Cinematografo04” en Facebook y Spotify, así como “Cinematgrafo04” (sin la “ó”) en Twitter.