La producción de Netflix más vista de la historia no solo atrajo la atención de adultos sino también de niños. En diálogo con Sputnik, el doctor en Psicología Jorge Bafico consideró que es un problema que los menores estén expuestos a contenidos que no están "capacitados simbólicamente para comprender".
Con más de 111 millones de reproducciones, la serie El Juego del Calamar ha cautivado a audiencias de todas las edades, a pesar de que se indica que es apta únicamente para mayores de 16 años.
La ficción surcoreana, dirigida por Hwang Dong-hyuk, muestra la realidad de un grupo de personas que, ahogados en deudas, deciden participar en una serie de juegos infantiles para ganar dinero.
Para obtener el premio mayor —casi 40 millones de dólares—, los participantes deberán sortear seis desafíos y quienes pierdan, no solo perderán el juego, sino también la vida.
Luz roja, luz verde, Panal de azúcar, Canicas, La cuerda, Puente de cristal —similar a La rayuela— y finalmente el juego del calamar, son los juegos a los que son sometidos los participantes.
A raíz del éxito de la serie, niños de todo el mundo comenzaron a recrear escenas violentas de la historia, lo cual preocupó a las autoridades educativas.
Tal es el caso de España, Reino Unido y Bélgica, donde varios colegios advirtieron sobre los peligros que enfrentan los menores.
El doctor en psicología, presidente del Grupo Lacaniano de Montevideo (GLM), miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP) y autor de varias publicaciones, Jorge Bafico, dijo a Sputnik que el problema mayor radica en el argumento de la serie.
"El Juego del Calamar está basado en juegos infantiles y en una posición lúdica. Algo que genera placer, en este caso se asocia a la muerte, a la supervivencia, entonces lo más complejo es que el niño está mirando al mismo tiempo algo que tendría que ser divertido y placentero y se convierte en un fenómeno traumatizante", sostuvo Bafico.
Según el especialista, no se pueden predecir las reacciones en los niños puesto que frente al estímulo el menor "va a reaccionar de acuerdo a su estructura". Si es "fóbico" actuará de una manera, si es "obsesivo" de otra, así como si es "psicótico", agregó.
Extremar los cuidados aunque la exposición es inevitable
Para Bafico, los adultos responsables deberían estar en conocimiento de lo que los niños consumen en Internet a pesar de lo dificultoso de la tarea.
Los contenidos, múltiples y aleatorios, abren un sinfín de sugerencias y posibilidades. El algoritmo, tanto de Netflix como de otras plataformas, intenta que su público permanezca observando.
A su vez, "las restricciones tampoco son demasiado efectivas" porque el niño igualmente puede consumir contenido en casa de amigos.
"Vivimos en una época donde tenemos acceso al mundo virtual las 24 horas del día. Los niños tienen teléfonos inteligentes desde que son muy pequeños, porque pasa a ser una necesidad del control" —para ubicarlos—, dijo.
"Al mismo tiempo genera un gran descontrol subjetivo (...) el lugar del padre como formador de la subjetividad, de la personalidad cambia radicalmente y el niño se empieza a formar en un mundo de imágenes donde las reglas, por ejemplo, están marcadas, no por los padres en relación a un ideal, sino por las series de televisión, las películas, los tiktoks", agregó.
Con el Juego del Calamar los niños están expuestos al ideal de la "supervivencia, el individualismo, el egoísmo", aclaró.
En tanto, la pandemia de COVID-19 también pudo incidir en el comportamiento de los menores. Según Bafico, no representa lo mismo para un adulto de 40 o 50 años pasar un año y medio bajo condiciones de encierro que para un niño de cuatro, cinco o seis años, etapa en la que los infantes atraviesan procesos de socialización y aprenden a relacionarse con sus pares.
Los fenómenos de la pandemia "los vamos a ver dentro de unos años porque, en la propia formación subjetiva, la pandemia va a ser una parte muy importante de lo que va a pasar", manifestó.
"Vivíamos en un tiempo de cierta inmortalidad en el sentido de creernos omnipotentes y este virus nos vino a demostrar muy rápidamente lo frágiles que somos y eso también me parece que la serie del calamar lo pone en juego: la fragilidad de que alguien puede morir a partir de un juego", finalizó. (Sputnik)