Más de 72 horas después del secuestro de 17 misioneros en Haití, autoridades nacionales y de Estados Unidos trabajan para rescatar a las víctimas, presuntamente en manos de la banda 400 Mawozo, una de las más peligrosas del país.
"Muchas personas, entre ellas la dirección del CAM (Christian Aid Ministries) y las autoridades haitianas y estadounidenses, están trabajando con diligencia para traer a nuestros seres queridos a casa sanos y salvos", confirmó en un comunicado la organización con sede en Ohio, Estados Unidos.
El sábado, el grupo de religiosos que incluía a cinco niños de ocho meses hasta 15 años, fue retenido contra su voluntad en Ganthier, a unos 25 kilómetros de la capital, Puerto Príncipe.
Según CAM, fueron secuestrados mientras regresaban de una visita al orfanato y la organización subrayó que los misioneros se comprometieron a ejercer su ministerio en Haití "un país asolado por la pobreza".
El martes se conoció que los captores reclaman 17 millones de dólares para liberar a los rehenes, mientras la Casa Blanca reafirmó su política de no negociar con los secuestradores.
Christian Aid Ministries lleva varios años en el país, y su trabajo incluye el apoyo a escolares necesitados, la distribución de literatura religiosa, suministro de medicamentos y alimentos para ancianos y personas vulnerables.
Sin embargo, en 2019 la organización estuvo envuelta en un escándalo, luego que uno de sus misioneros, Jeriah Mast, confesara abusar sexualmente de una treintena de niños mientras trabajaba en Haití, y sus supervisores tenían conocimiento.
El secuestro de los misioneros se inserta en una ola de violencia que sacude al país, que se acrecentó tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse, y para la cual el Gobierno interino parece no tener un plan claro.
Varios altos funcionarios pidieron a Washington el envío de tropas tras el magnicidio, en momentos en que las pandillas se encuentran más organizadas y armadas que la Policía, y el ejército cuenta con poco más de 500 efectivos.
