Nos encontramos en un momento importante para las series. Las plataformas de video bajo demanda se han convertido en el espacio recreativo del momento; hoy en día, todos recurrimos a la red para recrearnos y en ese contexto Netflix se ha vuelto el punto de confluencia de los fanáticos de las series. Justamente le quiero platicar de una serie dramática ubicada en un contexto diferente al nuestro como es Corea, me refiero a “El juego del Calamar”.
Tan sonada en los últimos días y recurrentes en los memes, “El Juego del Calamar” (Squid Game) del director Hwang Dong-hyuk nos habla de 456 personas cuyas deudas impagables los orillan a acercarse a un juego sangriento, al cual son invitados a participar. La dinámica se divide en varios juegos infantiles, en la que el ganador recibirá un premio millonario.
La serie ha recibido muchas críticas por su argumento, por diversas situaciones; en primer término, por la idea de que en los juegos quienes pierden son asesinados dejando en pantalla sangre y dolor, por lo que el ganador será el único sobreviviente de las competencias.
Hwang Dong-hyuk, director de la serie, ha manifestado que la saga en sí misma es una crítica férrea al capitalismo voraz que impera en nuestra sociedad, en la que las vidas de cada uno de nosotros no son importantes, poniéndonos la etiqueta de mercancía, para la que solo importa el dinero.
El ritmo de “El juego del Calamar” es vertiginoso, al grado de que cada capítulo concluye en lo más interesante, enganchando al espectador a mantener una total expectativa para el siguiente episodio. La serie resulta bastante entretenida, dinámica, aunque tiene algunas inconsistencias en el plano histriónico al menos en dos personajes.
El primero es el protagónico, Seong Gi-hun, interpretado por Lee Jung-jae, quien siendo un hombre ahogado por las deudas se desenvuelve de manera despreocupada. El segundo personaje es Han Mi-nyeo, personificada por Kim Joo-ryoung, una mujer manipuladora que muestra actitudes extremas que se salen por completo de la narrativa que le impone a la saga Hwang Dong-hyuk.
El final es un tanto inesperado, aunque la mayor parte de la serie podemos adivinar lo que sucederá, aunque no se pueda catalogar a la serie como predecible porque tiene muchos vuelcos argumentales que seguramente lo dejarán con la boca abierta.
Cabe mencionar que la serie no está creada para todo público, pues en todo momento existen imágenes impactantes como agresiones explícitas y muertes evidentes, que no son aptas para menores de edad. La serie ha ganado tantos adeptos que se ha convertido en una de las más vistas en las aplicaciones de video bajo demanda y por supuesto de Netflix.
Una serie recomendable, aunque no para todo tipo de espectador.
Sólo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita. Para dudas, comentarios o sugerencias escríbame al correo electrónico trejohector@gmail.com o sígame en mis redes sociales “Cinematografo04” en Facebook y Spotify, así como “Cinematgrafo04” (sin la “ó”) en Twitter.