Hay iniciativas de ley que pueden resultar no solo revolucionarias, sino incluso causar evolución social. El concepto “revolución” por sí mismo solo representa un cambio abrupto, pero la evolución siempre es positiva.
Este jueves, el diputado local Fernando Morales presenta ante el Congreso del Estado de Puebla una propuesta para obligar los gabinetes paritarios. En otras palabras, las mujeres deben ocupar la mitad de los cargos de secretarias o directoras generales en los municipios.
La paridad es uno de los grandes logros sociales de la actualidad. Es totalmente cierto que la herencia histórica generó estructuras de poder que solo hombres podían conducir. Independientemente de la ideología política de cualquier persona, la herencia patriarcal en los sistemas de poder es un hecho.
Y aquello ocurrió porque, luego del matriarcado del neolítico -con todo y la adoración a las mujeres como procreadoras de la vida-, el hombre se abrió paso en el poder a la fuerza, literalmente.
El músculo se impuso. Las sociedades se construían a través de la guerra y de la violencia. Era natural, en la clasificación histórica de Lewis H. Morgan el salvajismo es el primer estado de la sociedad. Y en aquel tiempo, el más fuerte se preservaba en el poder justo mediante la crueldad.
Por ello, la iniciativa del diputado de Movimiento Ciudadano es tan importante. Los representantes de nuestras instituciones deben buscar la evolución social combatiendo nuestros primitivos instintos sociales.
Haciendo un silogismo, si la supremacía masculina nos acerca al salvajismo o a la barbarie -otro estado nombrado por Morgan-, la reivindicación de la mujer nos acerca a una civilización más justa.
Claro que eso no va a ocurrir por descontado. Esa es la razón por la que las leyes, la buena legislación, empuja a la sociedad a tener una civilización más avanzada.
Hace pocos años, cientos e incluso miles de políticos rechazaban la paridad de género en las candidaturas a cargos de elección popular. “No hay mujeres listas para ello”, decían unos, “no hay suficientes para llenar los cargos”, decían otros. Algunos incluso acusaban que la medida era extremista.
De saber algo de evolución social, postulado de Herbert Spencer, tal vez su opinión sería diferente.
En efecto, si bien hay transformaciones que requieren de movimientos violentos para generar la afamada dialéctica histórica, hay casos en los que acciones jurídicas pueden adelantar las transformaciones sin que ocurra la confrontación, física al menos.
Cuando se generó la paridad, tal vez en algunos municipios o estados no había suficientes mujeres con preparación política para tomar los cargos. Y seguramente algunas de quienes llegaron desconocían mucho de la posición ocupada y con ello la curva de aprendizaje de las féminas en cargos fue más pronunciada.
Pero a pesar de todas las observaciones, tal vez válidas en lo particular, hechas a la búsqueda de la paridad, el bien mayor se cumplió: abrir brecha para las mujeres.
En el pasado proceso electoral hubo más candidatas preparadas y seguramente en la elección de 2024 habrá más mujeres jóvenes e inteligentes tomando los cargos.
Se equilibrará la balanza y nos alejaremos de nuestra primitiva naturaleza social.
Fernando Morales no se equivoca con esta iniciativa, porque obligará a la clase política local a promover a las mujeres y entonces la participación en la vida pública crecerá.
Una sociedad más igualitaria, inteligente y generosa surgirá de la integración equitativa de los géneros.
Donde todos, mujeres, hombres, nos valoremos por el poder de nuestras mentes y el valor de nuestros corazones.
Y esa sociedad comienza a construirse cuando las leyes ayudan a generar igualdad.
Un gabinete paritario es una aproximación a la evolución.
A más mujeres, más desarrollados somos.