Un nuevo reporte de una empresa consultora del sector automotriz refiere que la escasez de microchips costará a dicho ámbito empresarial 210,000 millones de dólares este año y no se fabricarán 7.7 millones de vehículos, lo cual duplica las primeras estimaciones que fueron emitidas en mayo.
De acuerdo con EFE, la empresa AlixPartners informó hoy que el costo estimado en mayo, de 110,000 millones de dólares, se multiplicará a 210,000 por el agravamiento de la escasez de microprocesadores.
Y no solo eso, ya que la empresa consultora estimó un incremento a 7.7 millones de unidades que se dejarán de producir en 2021, respecto de los 3.9 millones que aventuró en mayo.
Según el informe, en los últimos meses una serie de problemas han agravado la crisis de fabricación de microchips, entre ellos el confinamiento impuesto en Malasia para contener los contagios de COVID-19.
Para Mark Wakefield, presidente de AlixPartner, “los microchips son solo uno de una multitud de disrupciones insólitas que el sector está encarando, desde la escasez de resinas y acero a la de trabajadores. Los fabricantes y los proveedores no tienen margen de error en estos momentos, necesitan calcular cada alternativa y asegurarse que sólo toman las mejores opciones”.
Al inicio de la pandemia, los fabricantes de automóviles se vieron forzados a suspender durante semanas la producción debido a las medidas de confinamiento adoptadas en varios países, por ello redujeron las órdenes de compra de sus proveedores. Y contrario a ello, otros sectores aumentaron la demanda de productos que requieren microchips, debido al incremento de personas trabajando y estudiando en sus hogares.
Sin embargo, cuando las armadoras de vehículos volvieron a sus niveles de producción habituales, la demanda de microchips hizo que los fabricantes de microprocesadores no pudieran suministrar estos elementos a todos los sectores. Y una serie de problemas de fabricación de chips en Asia redujo aún más el suministro de semiprocesadores para los fabricantes de automóviles.
Por ello en Estados Unidos los tres mayores fabricantes del sector, General Motors, Ford y Stellantis, desde hace meses suspendieron la producción de varios de sus modelos y los pocos chips que tienen son instalados en aquellos vehículos más rentables para cada compañía.
