Influencia de la Economía durante la Independencia

Influencia de la Economía durante la Independencia

En la madrugada de hace 211 años se reunían en torno a la Parroquia de Dolores, Guanajuato, un grupo de personas para iniciar una guerra que duró poco más de 11 años y desembocaría en la firma del acta de independencia de México. Aunque conocemos la historia, poco se discute sobre las condiciones materiales que permitieron tal movimiento, aquí algunos datos para derrumbar mitos y pensamientos confusos sobre los sucesos:

 

El grito de independencia lo celebramos el día 15 de septiembre, pero ocurrió entre las dos y las tres de la mañana del día 16. Fue Porfirio Díaz, a finales del siglo XIX, quien adelantó los festejos para hacerlos coincidir con su cumpleaños. También fue durante su gobierno que se hizo solemne e institucional la celebración, él hizo construir la Columna de la Independencia que representa una mujer, la Patria alada, y que hoy simplemente le llamamos “Ángel de la Independencia”. Por esta razón dicen que Díaz era un patriota, puede ser que sí; pero la causa principal de la fiesta hay que atribuirla a la situación económica y de estabilidad social que se vivió durante el porfiriato.

 

Antes de Díaz, la conmemoración del inicio de independencia se hizo por primera vez con José María Morelos, pero en la clandestinidad, como muchas otras, por ejemplo, el 15 de septiembre de 1847 se conmemoró casi en secreto, con el ejército norteamericano mancillando la bandera de Palacio Nacional y ondeando su bandera. Durante el gobierno de Juárez las cosas tampoco fueron fáciles; gobernó de forma itinerante durante la guerra de Reforma y enfrentó el repudio de los conservadores de la época que insistían en adherirse a la realeza europea. ¿Se imaginan esa bajeza? La oposición de la época juarista prefiriera renegar de la independencia (casi como lo hacen hoy). Así que Diaz tuvo mejores condiciones materiales para realizar las fiestas patrias.

 

Se dice también que Miguel Hidalgo tocó las campanas y la gente acudió al llamado, como si se tratara de una reunión espontánea. La realidad es que Hidalgo hizo un arduo trabajo de organización previo que no hubiera sido posible sin el apoyo de muchísimas mujeres. Varios años antes Hidalgo convenció y formó a pequeños empresarios de la región de El Bajío, que ya en ese entonces era muy activa económicamente, ahí vivían tanto españoles peninsulares como criollos orientados a la minería. Sin ellos Hidalgo no habría podido iniciar la guerra.

 

Los organizadores fueron personas adineradas y acomodadas, es un mito aquello que fue una chusma, estaban preparados tanto intelectual como militarmente. Algunos de ellos eran quienes aportaban el financiamiento, no en balde se dice que la nieve cae primero en la copa de los árboles, los pobres y analfabetas indígenas no tenían condiciones de iniciar un movimiento remotamente probable de no ser aplastado violentamente, como ocurría desde finales del siglo XVIII con los levantamientos mayas. Por ello cuando Hidalgo tocó las campanas, el pueblo organizado sabía la señal y sabía también lo que tenía que hacer.

 

Comúnmente pensamos que entre las arengas de Hidalgo estaba la de ¡Viva la Independencia!, en realidad casi nada de lo que gritó se repite en la actualidad. Cada presidente ha ido transformando la conmemoración y no tiene ningún fundamento reprochar los cambios, pues repetir las frases de Hidalgo hoy sería anacrónico. El objetivo de los organizadores iniciales no era la independencia. Hidalgo no compartía del todo el pensamiento progresista de Morelos y Bolívar (lea Los Sentimientos de la Nación y la Carta de Jamaica, respectivamente).

 

Sucedía que en Europa el imperialismo francés había invadido España y por tanto reclamaba también el dominio sobre las colonias americanas. Habían depuesto a Fernando VII que salió huyendo y en su lugar se erigía José Bonaparte, un borrachín al que le apodaban “Pepe Botella” y cuyo único mérito era ser hermano del emperador francés. Bonaparte anuló las cortes de Cádiz, un instrumento de legislación que había permitido avances en el gobierno de las colonias. Algunos dicen que no fue Bonaparte, que siempre andaba borracho, sino que fueron los mismos españoles del ala más conservadora, los que aliados con los invasores retrogradaron lo que no les simpatizaba (en todos lados hay apátridas).

 

Los criollos (hijos de españoles nacidos en América), personas cultas y adineradas, estaban inconformes, ¿cómo era posible que fueran empresarios prósperos creadores de la riqueza colonial y no pudieran participar en el gobierno? El movimiento de Hidalgo buscaba devolver la legitimidad de las cortes de Cádiz y demandar poder político a los criollos. Cuando gritó “¡Muera el mal gobierno!” se refería a Pepe Botella, porque acto seguido sentenció “¡Viva Fernando VII!”. (Entonces, repetir el grito textual de Hidalgo sería hoy una barbaridad).

 

Después las cosas se complicaron, los peninsulares no tomaron con buenos ojos el movimiento de Hidalgo, en parte porque no simpatizaban con Cádiz y veían en Bonaparte una oportunidad conservadora. Después de tomar Granaditas, Hidalgo estaba aterrorizado, no esperaba que el ejercito realista les reprimiera violentamente. Estuvo a punto de renunciar y entregarse, le convencieron que no lo hiciera; no obstante, muchos empresarios se retiraron y dejaron de financiarlo, al quedarse en el movimiento las voces más progresistas, el movimiento se radicalizó.

 

La iglesia también jugó un papel importante: el cura de parroquia del lado del pueblo, los obispos del lado del opresor. Tanto Hidalgo como Morelos fueron reconvenidos a deponer las armas por una vía que no fallaría: les cortaron las rentas que les enviaban a ellos y a sus familias para su manutención. Después los excomulgaron de la manera más ruin, en el acta redactaron: “maldito seas tú y toda tu descendencia (…) y maldita sea la tierra que acoja tus huesos”. Hidalgo fue decapitado por el clero que enterró su cuerpo y su cabeza en lugares separados.

 

Cuando conocemos el papel histórico de los diferentes actores económicos, entendemos mejor el comportamiento de esos actores en la actualidad. No nos sorprende que haya una oposición miserable que critique el grito de ayer del presidente y que siga abrazando con fervor a la ultraderecha española. Por eso, hay que conocer la historia y no repetirla.

 

 

*Profesor-Investigador Universidad de Quintana Roo

Miembro del Sistema Nacional de Investigadores

 

Twitter: @BandalaCarlos