Justo cuando pensábamos que Genoveva Huerta Villegas se saldría nuevamente con la suya y caminaría en caballo de hacienda a repetir como dirigente estatal del PAN, surge un rival que pone a temblar a la líder panista.
Tómelo con las reservas del caso, amable lector, pero una fuente bien informada afirma que Blanca Jiménez Castillo ha levantado la mano para quitarle la dirigencia estatal a Huerta Villegas.
Ya era raro que ninguna de las damas muy capaces que tiene el PAN buscara competir con Genoveva por la presidenta panista.
Y la posible candidatura de Blanca Jiménez no es algo que le agrade mucho a Genoveva Huerta, sobre todo porque la consejera panista fue una de las mujeres desplazadas por la dirigente estatal, en algo que sí se puede tomar como violencia política de género.
No solo es eso, amable lector, Blanca Jiménez es de las panistas que mejor relación tiene con la gran mayoría de los grupos blanquiazules, por lo que el respaldo de los panistas dolidos con Genoveva, que son muchos, sería para la exaspirante a la candidatura por la alcaldía de San Andrés Cholula.
Además, Jiménez Castillo también es de las panistas que más confianza genera entre la militancia y que se ha mantenido activa entre los grupos del blanquiazul durante muchos años.
No sería entonces descabellado pensar que Blanca Jiménez sea finalmente quien le dé batalla a Genoveva Huerta, algo que tampoco cae bien entre todos los incondicionales de la actual dirigente, que quieren seguir con privilegios dentro del PAN.
Veremos entonces si se confirma la candidatura de Blanca Jiménez a la dirigencia estatal del PAN, con lo que también se iniciaría una enorme guerra de lodo por parte de las huestes de Genoveva Huerta para tratar de desacreditarla.
Néstor Camarillo, a la vieja usanza del “PRI dinosaúrico”
Y hablando de dirigentes partidistas poco queridos por sus militantes, me cuentan que Néstor Camarillo ya tiene hartos a muchos priistas, más porque se está comportando a la vieja usanza del “PRI dinosáurico”.
Me explico, dicen los que saben que Camarillo se anda regocijando en restaurantes y como en los tiempos marinistas se da el gusto de invitarles unos tragos a esos reporteros que desean que los tiempos del “partidazo” regresen, aunque se infecten de COVID-19.
Lo que no se explican o se explicaban es de dónde salía tanto dinero para tan buena vida. Pues resulta que Néstor Camarillo aparentemente se aumentó el sueldo y ahora gana algo así como 90,000 pesos por su “trabajo” como dirigente estatal de un partido maltrecho que ya solo sirve de comparsa.
El problema verdadero es que las arcas del PRI no están como para que un dirigente se dé el lujo de ganar este sueldo, pues desde hace 10 años el tricolor no solo está en crisis política, sino económica.