Para muchas personas, las matemáticas representan un infierno en vida, pues las operaciones que se dan en esta ciencia resultan imposibles de llevar a cabo y esto provoca una sensación de malestar que no se puede evitar.
Sin embargo, hay muy buenas razones para que miles de personas odien las matemáticas, comenzando porque son acumulativas, es decir, tienes que aprender bien primero una área para luego poder pasar a otra sin problemas.
No nos identificamos con las matemáticas, ya que es un tema muy abstracto que no podemos relacionar con la vida real, además de que al ser exactas solo existe el “bien” y el “mal”, sin lugar para un punto intermedio.
Las matemáticas, por si fuera poco, son como aprender un nuevo idioma. Pero tal como en el aprendizaje de una nueva lengua, muchas veces los conceptos no logran ser entendidos por completo por nuestro cerebro.
Y hablando del cerebro, las matemáticas requieren de demasiada memorización, por lo que si no centramos todo nuestro esfuerzo en comprender esta ciencia, resultará complicado resolver rápidamente los problemas matemáticos a los que nos enfrentemos.
Ya para terminar, nuestro cerebro desde un inicio nos indica que las matemáticas son difíciles, por lo que se presenta una especie de bloqueo que no nos permite comprenderlas. En este caso, necesitas de una actitud positiva si en verdad quieres dominar esta ciencia.
