El pasado lunes por la madrugada entraba triunfante el ejército talibán a Kabul, capital de Afganistán. El presidente de ese país, Ashraf Ghani, huyó a Emiratos Árabes; se dice que vació las arcas del país y llenó de dólares dos autos y un helicóptero. Escenas de personas atestadas en el aeropuerto y las fronteras de Afganistán recorrieron el mundo, mientras que muchos analistas culpaban al presidente Joe Biden. ¿Quiénes son los talibanes y que significa su arribo al gobierno?
Afganistán es un país ubicado en el continente asiático, en Medio Oriente, por lo que está en una de las regiones habitadas más antiguas del planeta. Por su posición geográfica fue una barrera natural entre el imperio británico que controlaba la parte sur-occidental y el ruso que dominaba en el nororiente; fue escenario de guerras e invasiones tanto de Gran Bretaña como de Rusia entre 1840 y hasta 1919 cuando se reconoce la soberanía afgana.
Desde 1919 los afganos enfrentaron conflictos continuos entre facciones liberales y conservadoras que se disputaban el poder, por lo que se vuelve un país de grandes contrastes. Fue de los primeros de la región en legislar sobre la instrucción femenina en 1924, pero luego volvió a prohibirse en 1928. En 1959 una ley permitía a las mujeres decidir sobre usar o no velo y en 1964, bajo una presión de apoyo económico desde la Unión Soviética (URSS), se volvió a aprobar el derecho de las mujeres a la educación.
En los años setenta la creciente influencia de los soviéticos comenzó a preocupar a los Estados Unidos. Los afganos quedaron nuevamente en medio de una pugna y se volvieron terreno de la guerra fría. La República Democrática de Afganistán tuvo su mayor progreso en términos económicos y de libertades políticas durante el periodo soviético. Las estadísticas demuestran un rápido crecimiento de la incorporación de las mujeres al trabajo y la educación, por ejemplo, el 60% del personal académico de la universidad de Kabul era mujeres.
Algunos informes destacan que la mayor preocupación de Estados Unidos respecto al fortalecimiento de Afganistán era al mismo tiempo el debilitamiento de Arabia Saudita y que el control estratégico del Golfo Pérsico cayera en manos de la URSS. La Agencia de Inteligencia Norteamericana (CIA) estudió muy bien las diferencias étnicas de la región y las aprovechó en su beneficio. Reclutó a un grupo de conservadores y fundamentalistas del islam que mantenían una animadversión con la presencia soviética y contra el libertinaje que promovían.
Este grupo se hacía llamar “los estudiantes” (talibanes en lengua pastún) en referencia a su estudio ortodoxo del Corán. Fueron entrenados militarmente y patrocinados por los Estados Unidos para enfrentar a los afganos comunistas que gobernaban el país. En 1992, con el apoyo de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), establecieron un gobierno prohibicionista. Obligaron a las mujeres a usar burka y les quitaron el derecho a la educación y al voto. El radicalismo de los talibanes se exacerbó y la lucha para la defensa del islam se realizó por medio del terrorismo. En hechos aún no muy claros, los talibanes fueron responsabilizados de los atentados a las Torres Gemelas en Estados Unidos, que derivó en una invasión en 2001 para deponerlos del poder.
La gráfica siguiente muestra la tasa de matriculación de los alumnos en el nivel básico y es un indicador muy claro de los efectos del gobierno talibán. En los años noventa se experimentó una fuerte caída que se recuperó considerablemente desde 2002, cuando los talibanes ya no gobernaban. Es posible que esta tasa vuelva a caer ahora que los talibanes están de vuelta.
Elaboración propia con datos de Banco Mundial
El horror del régimen conservador a ultranza también tendrá efectos en la geografía política y económica. Para Estados Unidos esto representa un fuerte fracaso, ellos formaron a los talibanes, luego tuvieron que armar una guerra para derrocarlos y con las armas que dejaron en Afganistán hoy se defienden los talibanes. Llega a ser atemorizante que los talibanes retomen sus planes terroristas y las alertas están encendidas. Puede ser también el pretexto perfecto que busca el belicoso Biden para declarar una guerra que reactive la economía estadounidense.
Pero también abre varios frentes en la región; el triunfo de las facciones más ortodoxas del islamismo animaría a otros grupos y los fortalecería económicamente, hay dos enemigos en la mira: Israel y Arabia Saudita que son los últimos bastiones norteamericanos. China podría aprovechar este debilitamiento y aumentar su influencia en Medio Oriente que detonaría una nueva guerra fría. Los intereses de Rusia también están en juego e intentarán ganar posiciones. Parece una bomba de tiempo que irremediablemente estallará con consecuencias funestas para la población.
Nuevamente estamos frente a las consecuencias del imperialismo: la ausencia de formación de un Estado patriótico que lejos de defender a su país prefirió saquearlo; la falta de sentimientos de pertenencia y arraigo que alejan a las etnias afganas de luchar contra los talibanes; las condiciones de miseria e ignorancia en que se encuentra sumida la mayor parte de la población. Aprendamos la lección y que esta historia no se repita jamás. Solidaridad y apoyo con los hombres y mujeres de Afganistán.
*Profesor-Investigador Universidad de Quintana Roo
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
Twitter: @BandalaCarlos
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