Si hay alguien sabe de injusticias y de cómo superarlas es la nadadora artística Nuria Diosdado, que este miércoles participó junto a Joana Jiménez en una final olímpica, once años después de haber sido despojada de seis medallas de oro en Juego Centroamericanos por un doping.
A punto de cumplir 31 años, Nuria ya se convirtió en la mejor nadadora artística en la historia de un país que solo ha tenido dos representantes en finales olímpicas en esta disciplina, una en Río 2016 y la segunda la sumó ahora en Tokio., y en ambas estuvo ella.
Las 173.1523 unidades que los jueces le dieron por su actuación debajo del agua es premio a su técnica y habilidad, pero también a su perseverancia y fortaleza física, pero sobre todo mental, porque supo tocar fondo y ahora estar en el olimpo.
En los Juegos Centroamericanos de Mayagüez, Puerto Rico en el 2010, Diosdado brilló de tal forma que se colgó seis medallas de oro, y así regresó a Guadalajara en donde recibió la que fue la peor noticia de su vida, dio positivo en las pruebas antidoping y sería sancionada.
Clembuterol fue la sustancia que encontraron en sus exámenes, el cual habría ingerido inconscientemente en un jarabe para la tos; sin embargo, no hubo forma de cambiar el veredicto y además de devolver sus preseas, estuvo un año sin competir.
Ese duro golpe le sirvió para motivarse, pues apenas dos años después debutó como atleta olímpica en Londres 2012 y cuatro años más tarde se convirtió en finalista de la mayor justa deportiva del mundo, también en parejas junto a Karen Achach.
Nuria Diosdado ha tenido una carrera llena de emociones, con altas y bajas, pero siempre demostrando que los obstáculos están para superarse y que las caídas sirven para levantarse fortalecido.