Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 no solo son los de mayor paridad de género en la historia, sino que, como nunca, están mostrando a las mujeres haciendo sus propias reglas. La estadounidense Simone Biles, las gimnastas alemanas y sus trajes y varias más son ejemplos de que decir 'no' es la disciplina estrella de los Juegos.
Algo cambió entre las mujeres deportistas del mundo y los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 lo han terminado de confirmar. No se trata solo de que la capital japonesa alberga los Juegos Olímpicos con mayor paridad de género de la historia — 49% son mujeres— sino de que, como nunca, las que destacan en los principales deportes han comenzado a imponer sus propias reglas.
'No' es 'no'
El caso de la gimnasta estadounidense Simone Biles fue uno de los más comentados de los Juegos: la múltiple campeona olímpica y mundial de gimnasia artística se retiró en plena competencia por un "problema médico" que, según ella explicó después, fue para preservar su salud mental.
Aunque pudo haber sido interpretado como un contratiempo de salud, la firme postura de Biles de suspender su participación fue celebrado como un cambio en las reglas de juego de la exigente gimnasia artística, conocida por cargar pesadas mochilas sobre las espaldas de niñas y adolescentes.
No más bikinis, trajes cortos ni planos de TV
No fue la única lección que la gimnasia artística dio en Tokio: el equipo femenino de Alemania pateó el tablero cuando rechazó utilizar las prendas habituales de la disciplina, para optar por una malla entera que cubre sus piernas y que les brinda comodidad sin caer en la "sexualización" de las competidoras.
"Contra la sexualización en la gimnasia", manifestó la Federación Alemana de Gimnasia en abril de 2021, cuando el equipo alemán decidió presentarse en el Campeonato Europeo de Gimnasia Artística de Basilea "con trajes largos de gimnasia".
Las gimnastas alemanas repitieron su postura en Tokio y se presentaron con mallas enteras y con el leotardo tradicional en la competencia. La acción impulsada por las gimnastas alemanas en abril inició una verdadera revolución en la disciplina y en junio el Comité Técnico de Gimnasia Femenina también aprobó que las gimnastas que así lo quisieran pudieran utilizar shorts en las competiciones.
Poco a poco, el "no" de las atletas mujeres a condicionamientos impuestos desde hace décadas apareció en varias disciplinas e incluso desde antes de los Juegos Olímpicos.
Apenas unas semanas antes de que los ojos del mundo se centraran en Tokio, el equipo femenino de Noruega de balonmano de playa se puso firme y decidió jugar el último partido del torneo con un short y no con el pequeño bikini que el reglamento establecía como vestimenta. La amenaza de una multa de 1500 euros por parte de la Federación Europea de Balonmano no impidió que las noruegas comenzaran a cambiar la historia.
La propia encargada de encender el pebetero olímpico en la ceremonia inaugural, la tenista japonesa Naomi Osaka, había mostrado su personalidad al mundo en mayo de 2021, cuando decidió retirarse del famoso campeonato Roland Garros de París por negarse a participar de las conferencias de prensa luego de los partidos. La negativa obedeció a su intención de "cuidar su salud mental", durante la competencia.
Hasta las marcas deportivas se han visto afectadas: Simone Biles abandonó la promoción de Nike y la reemplazó por la marca Athleta, siguiendo a la campeona olímpica Allyson Felix, porque Nike no apoyaba a las atletas embarazadas.
La firmeza de las mujeres deportistas no solo alienta ajustes reglamentarios sino que también está cambiando la forma en que la población mundial mira eventos deportivos como los Juegos Olímpicos. Una muestra de eso es que la transmisión televisiva oficial de los Juegos tiene como estandarte evitar sexualizar a los cuerpos de las mujeres mientras compiten.
"No verán en nuestra cobertura algunas cosas que se veían en el pasado, con detalles y acercamientos en partes del cuerpo", dijo al comienzo del evento, Yiannis Exarchos, jefe de la transmisión oficial.
Sin dudas, los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 —y el año 2021 en general— marcarán a fuego a las mujeres deportistas de todo el mundo, que ahora saben que tienen toda la capacidad para hacer sus propias reglas.