Si una palabra puede definir la carrera política del casi prófugo de la justicia, José Juan Espinosa Torres, es sin duda la de “gandallismo”.
Sí, el llamado “JJ” ha buscado de todas las maneras posibles mantenerse en el mapa electoral, pues el ahora morenista fue marinista y hasta morenovallista a conveniencia.
Pero, amable lector, todo por servir se acaba y la suerte de Espinosa Torres ha cambiado mucho, ya que en esta ocasión y pese a todo el agandalle que quiso armar, tendrá un ridículo fin en su carrera política.
Le cuento.
Dicen las buenas lenguas que José Juan, como se esperaba, buscó recibir su jugoso sueldo como diputado local en los últimos meses que quedan de la LX Legislatura, pese a que ni de chiste se presentó para cerrar su periodo como legislador.
Pero el tiro le salió por la culata, pues de acuerdo con el reglamento del Congreso local, José Juan Espinosa no puede recibir este beneficio debido a que nunca justificó sus últimas ausencias, por lo que toda la dieta se va para su suplente, Rodolfo Huerta.
Hablando de Rodolfo Huerta, es de todos conocido que la amistad que lo unía con José Juan Espinosa quedó completamente rota por el “agandalle” que pretendía el exalcalde de San Pedro Cholula.
Aunque Rodolfo Huerta no es una monedita de oro, José Juan buscó cobrarle una parte del sueldo que recibiría como legislador suplente, algo en lo que obviamente no estuvo de acuerdo Huerta.
De esta manera, el “guardadito” que José Juan Espinosa Torres pretendía tener de su (nulo) trabajo como diputado local se ha quedado en un sueño para el petista, quien ahora no ve la manera de librarse del problema en el que está.
Es más, amigo lector, me cuentan que José Juan ya no pudo costear su vida de exilio en Houston, por lo que ahora buscó un lugar un poco más barato en Centroamérica, Guatemala, específicamente.
No cabe duda de que a toda capillita le llega su fiestecita y parece que la suerte de José Juan Espinosa ha cambiado totalmente.