En una dramática final, el equipo de Roberto Mancini logró ganarle a la poderosa Inglaterra en su casa, en el mítico estadio londinense de Wembley, con un resultado 1(2) - 1(3) a favor de Italia. El partido se definió en penales y la actuación del portero Donnarumma le dio la copa a la Azzurra.
A pocos minutos del pitazo inicial, Inglaterra estrenó el marcador. Una rápida contra dirigida por Harry Kane con un pase abierto, la aprovechó Kieran Trippier para hacer un centro a Luke Shaw, que voleó el lateral al primer palo y sorprendió a Gianluigi Donnarumma. Solo habían pasado 1 minuto 57 segundos desde el comienzo del juego, es el gol más rápido marcado en una final de la Euro.
Fastest goal ever in a EURO final (1 minute, 57 seconds) ✅
— UEFA EURO 2020 (@EURO2020) July 11, 2021
⚽️ Luke Shaw#EURO2020 | #ENG pic.twitter.com/FSEqkNwBk7
El empate llegó con un tiro de esquina que pelea el capitán de la Nazionale, Giorgio Chiellini. El balón le queda servido a Leonardo Bonucci para atravesar el arco de Jordan Pickford en el minuto 67.
Con este gol, el partido fue a tiempo extra. A pesar de los ataques reiterados del equipo inglés, no lograron concretar ninguna oportunidad y el marcador quedó 1-1. El partido se definió en penales.
Con este resultado, los azzurri salen de una mala racha en cuestión de títulos. En la última Eurocopa, fueron eliminados en cuartos de final y ni siquiera pudieron clasificar para el Mundial 2018. Sin embargo, con la victoria en penales sobre España, una de las favoritas, los sueños de ganarle a Inglaterra en su propio templo del futbol se hicieron cada vez más reales.
Sin embargo, el equipo de Roberto Mancini tenía 33 partidos invicto.
El emblemático estadio de Wembley es considerado un templo del futbol para los amantes del deporte rey. A pesar de que su capacidad es de 90,000 personas, a esta final asistieron solo 64,950 espectadores por la pandemia de coronavirus.
No obstante, Italia fue con desventaja y no solo por no ser el anfitrión. De esos casi 65,000 espectadores, solo 10,000 entradas fueron vendidas a ciudadanos italianos que pudieron burlar las restricciones de viaje en medio de la pandemia.