El futbol mexicano siempre fue garantía de calidad y ello es bien sabido por parte de los dirigentes de los clubes españoles, pendientes desde hace décadas de la evolución del campeonato azteca a la hora de reforzar las plantillas de LaLiga Santander. Desde los todopoderosos FC Barcelona y Real Madrid hasta los equipos de media tabla, pasando por los recién llegados a la élite, todos han hecho uso del jugador mexicano para ampliar sus aspiraciones. Y a fe que la idea salió bien, pues hoy es fácil confeccionar un once con los miembros del Tri que han jugado y brillado en el campeonato español, jugadores que acabaron convertidos, en la mayoría de los casos, en estrellas del firmamento balompédico internacional.
Una defensa tan sólida como ofensiva
Si hay un nombre que destaca entre los zagueros mexicanos este es el de Rafa Márquez. El káiser de Michoacán hizo fortuna en Europa después de abandonar el Atlas que le había visto nacer, y con sólo veintiún años se convirtió en el jefe de la defensa del Mónaco, donde sentó cátedra durante cuatro temporadas y se ganó el ingreso en el FC Barcelona del mismísimo Ronaldinho Gaúcho, en el que ejercería como peso pesado desde el primer al último día.
Fijo para Pep Guardiola en el recordado 2009 que se saldó con el primer triplete azulgrana, su presencia es una garantía junto al portero Guillermo Ochoa, a su vez indiscutible en su único año en el Granada CF, los laterales Miguel Layún y Andrés Guardado, uno sevillista y otro bético, y el central Néstor Araujo, que cumple su tercera temporada en un RC Celta de Vigo en el que nadie discute su liderazgo.
Un centro del campo que sería puro talento
Sin embargo, es en el centro del campo donde los futbolistas mexicanos en España marcan diferencias bajo la dirección de Cuauhtémoc Blanco, uno de los jugadores con más fantasía y carácter competitivo de la historia del futbol azteca. Apenas pudo brillar en España, pues una lesión le dejó ocho meses en el dique seco, pero nadie olvida su paso por Pucela. Fue en su segunda temporada en el Real Valladolid cuando dejó postales para la memoria como aquel golazo de falta al Real Madrid.
Junto a Luis García Postigo, que brilló en el Atlético y la Real Sociedad de mediados de los noventa; a Gerardo Torrado, ex de Tenerife, Poli Ejido, Sevilla FC y Racing de Santander; y al jovencísimo Diego Lainez, cada vez con más proyección en un Real Betis que le incorporó siendo menor de edad, dibujan un centro del campo explosivamente técnico e impredecible.
Una delantera sin piedad
Los mencionados centrocampistas se ocuparían de alimentar a un frente de ataque a la altura de los mejores del mundo, con Javier ‘Chicharito’ Hernández y Hugo Sánchez, ambos ex del Real Madrid, si bien sólo el segundo llegó a marcar una época tras destaparse como uno de los mejores goleadores de todos los tiempos con el Atlético, antes de mudarse al club blanco.
Sus números no fueron igualados ni siquiera por Romário De Souza o Ronaldo Nazário, y sólo dos ases del calibre de Leo Messi y Cristiano Ronaldo han logrado superar los treinta y ocho goles que marcó en el campeonato de 1990.
Un banquillo lleno de soluciones con el ‘Vasco’ Aguirre al frente
Alguno dirá que este es un once con excesivo talento y que alguien debería trabajar para que los rapsodas del balón pudieran expresar sus capacidades en toda su gloria. Nadie mejor que Javier Aguirre, un técnico competitivo como pocos, tal y como demostró en las filas de CA Osasuna, Atlético de Madrid, Real Zaragoza, RCD Espanyol y CD Leganés, para evitar que el tedio haga mella entre tanto fino estilista.
Y, si ello sucediera, poco le temblaría la mano a Aguirre para dar paso a alguno de los teóricos suplentes, como Raúl Jiménez, Carlos Ochoa, Luis Flores, Héctor Moreno, Javier Aquino, Paco Palencia o Gio y Jona Dos Santos, sin olvidar que un seguro de vida frente al gol como es Carlos Vela podría darles el relevo a Hugo y Chicharito a poco que se durmieran. Algo improbable con semejante dirección técnica y tamaña cartera de talento mexicano en LaLiga Santander.