El cráneo de un cazador de hace 5.000 años con rastros de la bacteria Yersinia pestis fue localizado durante las labores de excavación en un asentamiento neolítico en la localidad letona de Rinnjukalns, informó la revista científica Cell Reports.
En el siglo XIX, en ese mismo asentamiento fueron localizados los primeros restos humanos de un esqueleto femenino y de uno masculino. Tras la II Guerra Mundial esos restos se perdieron, pero en 2011 los volvieron a encontrar, junto con otros dos entierros, de un hombre adulto y de un bebé.
Durante el estudio de muestras de ADN, se descubrieron en el cráneo de un hombre rastros de Yersinia pestis. Los científicos sostienen que el hombre habría podido contagiarse de algún animal.
Se trata de una de las cepas más antiguas de la peste que, según la publicación, resultaba menos contagiosa que sus variantes posteriores.