Tener a un perro en nuestra vida es una de las mejores experiencias que se pueden tener. Llegar a casa y ser recibidos con emoción por nuestros pequeños (y grandes) “peludos” reconforta el alma de cualquier persona que se dice humana.
Los “lomitos” no solo nos protegen de las amenazas que se pueden ver, como agresores y asaltantes, sino que también tienen la noble labor de cuidarnos de aquello que no vemos, como son los malos espíritus.
De acuerdo con la tradición mixe, los perros evitan la entrada a nuestros hogares de esos demonios que quieren apoderarse de nuestras almas, retándolos a contar cada uno de sus pelitos para poder ingresar a hacernos daño.
El libro “Cuentos Ayöök: Registro de la tradición oral mixe”, relata que los canes son tan fieles que no dudan al enfrentarse contra el atsë’kiwa para proteger a su amo.
Cuando el espíritu maligno llega a la casa le pregunta al perro si está su amo, a lo que el “lomito” responde:
“Sí está, pero no puedes pasar y si quieres entrar, primero tendrás que contar cada uno de mis pelos”.
Entonces, el demonio comienza a contar uno por uno los pelos del perro y en ese momento el perro se sacude para que pierda el conteo. El atsë’kiwa comienza de nuevo y que cuando va a la mitad el perro se vuelve a sacudir, lo que hace imposible que logre entrar por su amo.