La necesidad suministrar vacunas de refuerzo contra el COVID-19 a ciertos grupos de la población, así como otros temas vinculados con fármacos contra el virus, es un tema que preocupa a Estados Unidos, por ello esta semana el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP), que forma parte de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), estableció mesas de diálogos en las que abordaron estos asuntos.
El organismo concluyó que el primer grupo que podría necesitar un refuerzo de vacuna contra COVID-19 serían las personas inmunodeprimidas, ya que esta condición impide que genere anticuepros después de las dosis regulares de las vacunas contra el SARS-COV-2. Aunque no emitieron la recomendación de manera puntual.
Al respecto, Sharon Frey, miembro del ACIP y directora clínica del Centro para el Desarrollo de Vacunas en Escuela de Medicina de la Universidad de Saint Louis, afirmó: "No hay datos que respalden las recomendaciones de dosis de refuerzo en este momento", excepto la advertencia para ciudadanos "severamente inmunodeprimidos que no pueden producir una respuesta fuerte".
Por ahora varios laboratorios llevan a cabo estudios a fin de analizar la durabilidad de las vacunas y su eficacia contra diferentes cepas, ya que se pretende verificar si las personas deben ser inoculadas con una tercera dosis (o segunda, en el caso de Johnson & Johnson) de un antígeno existente o si se debe desarrollar una nueva inyección dirigida a variantes específicas.
La especialista explicó que "si comenzamos a ver un aumento en las reinfecciones en las personas o nuevas infecciones en las personas que han sido vacunadas, esa será nuestra pista de que debemos actuar con rapidez".
Sin embargo, Helen Talbot, miembro del ACIP y profesora asociada de medicina en la Universidad de Vanderbilt, recomendó que "antes de darles a todos los refuerzos, realmente necesitamos mejorar la tasa general de vacunación".
