La Selección Nacional de México está en jaque en estos momentos y en esta ocasión no es por temas deportivos, sino por la poca disponibilidad de la afición mexicana de respetar las reglas impuestas por la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA).
Con dos partidos de veto y una fuerte multa económica, el tricolor recibió la primera sanción importante derivada del grito homofóbico que se sigue dando desde hace años en los estadios donde hay aficionados al tricolor.
Hagamos un poco de memoria. El grito homofóbico apareció por primera vez en el Estadio Jalisco en el 2004, durante el Preolímpico disputado en Guadalajara, específicamente en el duelo en el que se enfrentaron México y Estados Unidos.
A partir de este momento, este grito se replicó en todos los estadios del país y ya no fue exclusivo de los duelos de la Selección Mexicano. Incluso, en fechas actuales se sigue escuchando en algunos inmuebles, lo que ha llevado a la Federación Mexicana de Futbol (FMF) a tomar medidas para evitar que se siga dando, como es la suspensión momentánea de juegos.
Diez años después de su nacimiento, el grito homofóbico comenzó a ser un problema mayúsculo para la Selección Mexicana, pues en el Mundial de Brasil 2014 llegó la primera advertencia de la FIFA para que se dejara de hacer este grito.
Lo anterior no gustó ni a la afición ni a jugadores, que sostenían que el grito era parte de la idiosincrasia de los mexicanos y que no representaba un insulto directo contra la comunidad LGBT.
No obstante, la FIFA se mantuvo en su papel y comenzó a exigirle a la FMF combatir este grito o de lo contrario de tomarían medidas contra México, que primero fue sancionado económicamente por mantenerse este grito.
En estos momentos el problema es mayor debido a que durante la Nations League ya se optó por parar en dos ocasiones los juegos de la Selección Mexicana gracias a los gritos homofóbicos que se escucharon desde las tribunas.
Los dos juegos de veto para el Tricolor y la multa de 1’348,000 pesos a la FMF parecen ser el preámbulo de algo peor para el futbol mexicano, pues el siguiente paso podría ser la pérdida de puntos para México en la eliminatoria mundialista.
Incluso, si la afición mexicana sigue sin entender llegaría una exclusión del cuadro azteca de la Copa del Mundo Qatar 2022 y la pérdida de la sede del Mundial de Norteamérica 2026, algo que deportiva y económicamente sería desastroso para el tricolor.